El cierre de actividades no esenciales el año pasado por la pandemia de Covid-19 agudizó la crisis de la inversión fija en México. En el 2020, el indicador, que se mide a través de las Tablas Origen-Destino de la Formación Bruta de Capital Fijo obtuvo la cifra más baja desde que el INEGI mide este indicador
N EL 2020 DESCENDIÓ 17,8%: INEGI
Pandemia profundizó caída de la inversión fija
Medida en términos del PIB, la formación bruta de capital fijo representó 17,3%, dos puntos porcentuales menos que en el 2019 y 4,3 puntos menos respecto de su último pico, en el 2015.
El cierre de actividades no esenciales el año pasado por la pandemia de Covid-19 agudizó la crisis de la inversión fija en México.
En el 2020, el indicador, que se mide a través de las Tablas Origen-Destino de la Formación Bruta de Capital Fijo, se ubicó en un nivel de 17,3 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB) del país, esto es, dos puntos abajo respecto del registro del 2019 (19,3%) y 4,3 puntos menos respecto de su último pico (2015), de acuerdo con cifras divulgadas el viernes por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).
Se trata además de la cifra más baja desde que el Inegi mide el indicador (2013) y del quinto valor anual descendiente al hilo. “La caída se debió a la disminución en la adquisición de bienes de capital, ocasionada por una menor demanda por parte de las actividades económicas que detuvieron su producción, debido a la emergencia sanitaria por Covid-19”, explicó el Inegi.
Las Tablas de Origen-Destino de la Formación Bruta de Capital Fijo reflejan, por origen, quién produce y, por destino, quién adquiere y utiliza los activos fijos destinados a la producción de bienes y servicios.
Asimismo, permiten contar con información que muestra cuánto se invierte y qué tipo de activos compran y utilizan las actividades económicas.
La formación bruta de capital fijo (FBKF) es uno de los componentes de la demanda agregada de la economía (los otros son el consumo de los hogares, el gasto de gobierno y el sector externo) y es crucial para definir la capacidad de producción de la economía, en conjunto con la fuerza de trabajo.
En términos absolutos y reales, la FBKF cayó 17,8% en el 2020, esto es casi cuatro veces lo que cayó en el 2019 (-4,73 por ciento).
Al ser el más perjudicado por los cierres de negocios el año pasado, solo el sector servicios tuvo una contracción de 18,8% en su FBKF, mientras que el mismo indicador en la industria se redujo 15,8% y en el sector primario, lo hizo 11,6 %.
A nivel de subsectores, negocios vinculados con el turismo tuvieron el peor desempeño en FBKF. Los hoteles y restaurantes tuvieron un desplome de 56,6%, mientras que el ramo de transportes se contrajo 43,2 %. Les siguieron los servicios profesionales (-41.8%), la construcción (-29.4%) y los servicios de esparcimiento (-28.7 por ciento).
A precios del 2013, la FBKF de la economía mexicana en el 2020 fue de 2.933.000 pesos mexicanos (unos US$ 140.000), de los cuales 67,9% corresponden a los servicios y 30,9% a la industria y apenas 1,2% a las actividades agropecuarias.
En México, la crisis económica desatada por los confinamientos para contener el avance del Covid-19 tan solo profundizó la debilidad de la inversión que comenzó a sentirse desde el último trimestre del 2018, incluso antes de la toma de posesión del presidente Andrés Manuel López Obrador.
El inicio de la cautela inversora coincidió con la cancelación del proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México que se desarrollaba en Texcoco en noviembre del 2018 –tras una consulta informal con una participación limitada– y se ha mantenido en el contexto de otras decisiones gubernamentales que plantean cambios a reglas del juego para el desarrollo de negocios.
Algunas de ellas tienen que ver con el sector energético, en donde el gobierno obradorista impulsa una agenda para devolver poder monopólico a Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad.