ABC NOTICIAS.- A pesar de la leve mejoría que experimenta la economía de Venezuela, son pocos los ciudadanos que perciben un alivio en sus cuentas. El Fondo Monetario Internacional y consultoras financieras proyectan un crecimiento del Producto Interno Bruto para Venezuela de entre 1,5 y 8% en 2022, pero a José Padrón esta cifra no le dice nada. Durante 38 años ha trabajado como taxista, un oficio que le permitía vivir holgadamente.
“Nos servía para todo. Podíamos cambiar de vehículo. Cubría todos los gastos, ahora de broma alcanza para la comida”, dice Padrón mientras espera conseguir algún cliente en un distrito financiero del este de Caracas. Lleva 5 horas desde que salió a trabajar, y en ese tiempo, no le ha salido ningún viaje.
La hiperinflación cerró en enero una historia de cuatro años pulverizando los ingresos de la ciudadanía; pero los precios siguen siendo volátiles. Entre mayo de 2021 y mayo de este año, la inflación de Venezuela fue de 151%, la más alta del mundo, de acuerdo con el Observatorio Venezolano de Finanzas.
Esa explosión de precios dejó sin empleo a Angela Piccinini, quien vendía artículos importados en un centro comercial de la capital venezolana. “Yo tenía mi tienda, pero la tuve que cerrar, porque las cosas aumentaban, me costaba más traer los productos y los clientes no tenían ese poder, esa fuerza para comprar”, apunta.
Aunque los indicadores son positivos en comparación con ocho años seguidos de pérdida de riqueza, pocos sienten esa leve recuperación económica. Un 95% de la ciudadanía es pobre, según la Encuesta de Condiciones de Vida, elaborada por la Universidad Católica Andrés Bello.
“Es un crecimiento económico muy desigual que está muy concentrado en la capacidad de consumir de un segmento muy pequeño de la población”, explica el economista y profesor universitario Daniel Cadenas.
Con sueldos que van entre 30 y 100 dólares mensuales, los venezolanos están entre los peores pagados del continente.
“Si no hay forma de que los salarios en Venezuela crezcan a un ritmo mayor, y se recupere en términos reales el ingreso, y el grueso de la población pueda consumir más, no vas a tener esa sensación de bienestar. Va a ser un crecimiento que nadie se da cuenta. Nadie lo percibe”, añade Cadenas.
En el país ni siquiera hay opción de pensar a largo plazo, pues no hay acceso a préstamos para vivienda, autos o para levantar un pequeño negocio.
“Las personas que quieran comprar lo tienen que hacer a pulmón propio, con su dinero. No hay manera de financiar”, advierte el analista financiero Henkel García, director de la firma Econométrica.
Aunque la dolarización informal fue, en palabras del propio presidente Nicolás Maduro, “una válvula de escape” para la economía; el gobierno decidió este año promover nuevamente el uso de su moneda local: el bolívar. Para ello, aplica un impuesto del 3% por cada compra que se haga en divisas extranjeras. Pero el problema sigue siendo que en la calle es más fácil encontrar billetes de dólares que de bolívares.