Padres abusivos, excesos y sexualización, esto es lo que tuvieron que atravesar algunos de los “juguetes rotos” de Hollywood después de la gloria a temprana edad.
La fama tiene un costo, especialmente cuando llega a manos llena a corta edad. Estas son las historias de los “juguetes rotos” de Hollywood, estrellas infantiles que conocieron la gloria solo para caer en una espiral autodestructiva.
Macaulay Culkin: el abuso de un padre frustrado y las drogas que vinieron después
Cuando de estrellas infantiles que triunfaron a lo grande en Hollywood se trata, el nombre de Macaulay Culkin seguramente es el primero en venir a la cabeza. Con tan sólo 10 años de edad, este actor de pelo rubio, gran carisma y un talento nato para la comedia, ganó fama mundial gracias a la clásica película navideña Mi pobre angelito.
Después de aquella cinta, Culkin trabajó en otros proyectos igual de exitosos, como la película Mi primer beso y Ricky Ricón. Pero la fama y el éxito a tan corta edad son un arma de doble filo: el niño sufrió a manos de su padre un maltrato constante que, según creía él como actor frustrado, se justificaba con convertirlo en una gran estrella.
“Era un mal hombre, era abusivo física y mentalmente. Podría mostrarte todas mis heridas si quisiera. Yo, con sólo diez años, había conseguido todo lo que él había intentado hacer con su vida”, reveló el actor acerca de su padre, Kit Culkin, en una entrevista con Marc Maron hace un par de años.
En cuanto el también protegido y “amigo” de Michael Jackson comenzó a generar cantidades importantes de dinero, su fortuna quedó en manos de sus padres, quienes, según descubrió, le habían robado.
A causa de esto, con sólo 15 años Culkin emprendió una querella legal contra sus padres y logró emanciparse. Sus tutores perdieron control de los USD 17 millones que había ganado en su corta carrera, pero el daño ya estaba hecho y el joven decidió alejarse de los reflectores de manera definitiva.
“Quería tomarme un descanso por un tiempo y eventualmente dije ‘Terminé, muchachos, espero que todos hayan ganado su dinero porque ya no tendrán más de mí’”, expresó durante la entrevista citada.
Después de eso, Culkin se estableció parcialmente en Francia durante años, en donde nadie pudo perturbarlo con los recuerdos de una infancia sumamente pública. Hasta que, ya convertido en un adulto, anunció su regreso a Hollywood y a la actuación.
No obstante, este gran retorno se vio ensombrecido por los fuertes rumores de una supuesta adicción a las drogas que estuvieron circulando durante más de una década, mientras él saltaba de un papel menor a otro.
En el 2004, el actor fue detenido en Oklahoma, Estados Unidos, por posesión de marihuana y algunos fármacos que necesitaban receta médica, como Xanax y Clonazepam. También el 2012 la revista estadounidense The National Enquirer hizo público que el intérprete de 35 años habría estado gastando alrededor de unos USD 6.000 al mes en heroína.
Sin embargo, durante una entrevista con The Guardian en 2016, Culkin lo negó todo: “Nunca me he visto en la situación de tener que pagar USD 6.000 al mes para conseguir heroína o cualquier otra cosa. Pero lo que de verdad me ponía enfermo era ver cómo algunos periódicos terminaban envolviéndolo todo con su falsa apariencia de preocupación. No, solo estaban intentando vender periódicos a mi costa”.
Finalmente, lo cierto es que Culkin siempre tuvo que “comportarme como un adulto cuando era muy niño, pero sin la madurez necesaria para comprender cómo funcionaba el mundo”, según reflexionó con el periódico británico.
Han pasado muchos años desde la última vez que se le vio en pantalla grande. Sin embargo, continúa siendo una figura pública y es muy activo en redes sociales. Incluso, hace unas semanas, se convirtió en padre por primera vez del bebé que procreó con la también actriz, Brenda Song.
“Ahora soy como un ave de presa que analiza el entorno que le rodea, pero he dejado de pensar en mí mismo como un personaje público, porque es una locura vivir desde esa perspectiva en tercera persona”, reflexionó.
Mara Wilson: su rostro en pornografía infantil
En 1996 Matilda, la historia de una niña con poderes mágicos que tiene que hacer frente al despiadado mundo de los adultos, llegó a las pantallas. Y con ella, la pequeña Mara Wilson saltó a la fama.
Sin embargo, el mundo ignoraba la situación que la actriz estadounidense enfrentaba. Con tan sólo seis años, Wilson fue sexualizada por el público que siguió la película y por los medios de comunicación, según relata ella misma en una carta publicada por el periódico The New York Times.
Desde entonces, recibía correspondencia de hombres que argumentaban “estar enamorados de ella: “Era bonito cuando los niños de 10 años me enviaban cartas diciendo que estaban enamorados de mí. No lo era cuando lo hacían hombres de 50 años. Incluso antes de que cumpliera 12 había imágenes mías en sitios web de fetichismo de pies y me habían incluido con Photoshop en pornografía infantil”, escribe.
“Hollywood ha decidido abordar el acoso en la industria, pero nunca fui acosada sexualmente en un set de filmación. Mi acoso sexual siempre fue a manos de los medios y del público”, continuó, también relacionando lo que experimentó con el polémico caso de otra estrella de los 90, Britney Spears, quien al momento se encuentra bajo la severa tutela de su padre.
Aunque los padres de Mara resolvieron por separarla del ambiente artístico relativamente pronto, lo cierto es que Mara no quedó libre del daño y sufrió muchos estragos debido a sus días como estrella infantil.
Lindsay Lohan: la “chica escándalo” que todo Hollywood necesita
En 1998 Lindsay Lohan conquistó a las audiencias en Juego de Gemelas. En pantalla era brillante, elocuente, divertida y asombraba con una actuación tan natural como convincente: era Hallie y era Annie, las simpáticas gemelas separadas al nacer que confabularon para reunir a sus padres en una aventura de Disney.
Pero con los años, Lohan pasó de ser una niña adorable y traviesa a la estrella de Un viernes de locos y Herbie a toda marcha para terminar como la “chica escándalo” de Hollywood que se llevó miles de titulares de la prensa rosa.
Desde los inicios del 2000, la pelirroja enfrentó diversos problemas con la ley. Su expediente de antecedentes penales incluye presuntos robos de artículos de lujo, diversas detenciones por manejar intoxicada con distintas sustancias y su paso por la cárcel. Una conducta errática que terminó por extinguir su brillante carrera.
En el 2010, Lohan fue condenada a prisión durante 90 días por violar los términos de la libertad condicional que se le había dictado tres años antes por conducir ebria y con posesión de cocaína.
Ingresó al Centro de Detención Regional en Lynwood, California, el 20 de julio de aquel año y, según distintos reportes, ocupó la celda número nueve, a tan sólo unos metros de otra It girl del momento: Paris Hilton. Aunque esa no fue la primera ni la última vez que pisó la cárcel.
En el 2007 fue sentenciada a pasar un día entero en prisión por siete cargos relacionados con su detención por conducir intoxicada y en el 2011 pasó otras cinco horas detenida y se le dictó una sentencia de 30 días por no haber cumplido con su servicio comunitario, pero fue liberada.
“A pesar de todo el pánico y el temor que tenía, finalmente sentí que no tenía que rendir cuentas a nadie y no hacer algo para alguien. Eso fue lo curioso”, dijo Lindsay en 2014 sobre su encierro.
A su expediente criminal se suman distintos escándalos, como el presunto robo de un abrigo de piel o las relaciones amorosas y sentimentales que mantuvo y que se hicieron públicas con una lista en donde se nombraban algunos famosos como Heath Ledger, James Franco, Justin Timberlake y Joaquin Phoenix.
Sin embargo, Lohan logró escapar del imparable tumulto y decidió retirarse a Europa, en donde, si bien los escándalos siguieron por su turbulenta relación con Egor Tarabasov, el acoso mediático no se comparaba al que vivió en Estados Unidos.
“La gente ha dicho demasiadas cosas negativas sobre mí en esa época en la que todavía salía por las noches y me gustaba bailar en la discoteca, en la que me divertía como cualquier chica de mi edad. Soy quien soy y tengo claro que siempre he sido una buena persona. Me cuido, me mantengo sana. Sigo divirtiéndome cuando tengo ocasión, aunque ya no salga demasiado, beba y me vuelva loca”, declaró en el 2019.
No obstante de todo el torbellino que enfrentó, Lohan prepara su regreso a la actuación después de 10 años alejada de las cámaras. Trabaja en una nueva película navideña producida por Netflix en la que interpretará a la heredera de un hotel… sin embargo, ¿habrá más episodios de escándalo en la vida de esta estrella?
Drew Barrymore: adicta, rehabilitada y una paria para Hollywood. Todo antes de los 15
Drew Barrymore es uno de los rostros más famosos en la industria del entretenimiento estadounidense. Actualmente, con 46 años de edad, figura como una actriz y productora que goza de una de las carreras más sólidas y fructíferas del momento.
Pero esta versión, tan centrada y dedicada a disfrutar de la vida, es abismalmente distinta a la que Drew experimentó de sí misma cuando tenía tan sólo 10 años. En ese entonces, ya era una alcohólica que se miraba cara a cara con la faceta más frívola de las celebridades, las adicciones y la vida nocturna.
“Es difícil crecer frente a la gente”, aseguró Drew a la revista Life&Style. Y con razón. Una vez que saltó a la fama como ‘Gertie’ en la cinta de Steven Spilberg, E.T., todo Hollywood le siguió los pasos, pero nadie sospechaba lo que vendría después.
A los nueve años probó su primera cerveza, de la mano del actor Robert Downey Jr. y fumó su primer cigarrillo. A los once ya había probado la marihuana y consumía cocaína de forma habitual, según narró en su libro de memorias Little Girl Lost.
También era asidua de las fiestas que tenía lugar en el club Silverlake, donde asistían distintas celebridades como Madonna: “Nos desmayábamos y nos quedábamos dormidos en el balcón durante horas, y después nos despertábamos con dolores de cabeza monumentales por la combinación del alcohol y de haber estado acostados al lado de las bocinas”, escribe.
Para cuando tenía 12 ya había estado en rehabilitación, pero a los 13 recayó y regresó por instrucción de su madre, también manager, Jaid -quien jugó un papel decisivo en las adicciones de su hija-. Ahí, en el Van Nuys Psychiatric, se mantuvo internada durante un año y medio y en donde experimentó, según recuerda, “el punto más bajo” de su vida.
“Vivía muy enojada porque sabía que estaba tremendamente sola”, contó en entrevista con The Guardian. “Mis padres no estaban, no me podían manejar. Pero mi mamá me encerró en una institución mental. Eso me dio una disciplina impresionante. Fue como un entrenamiento militar, y fue horrible y oscuro y largo, pero lo necesitaba”.
Logró recuperarse y también consiguió emanciparse de la tutela de su madre, pero para entonces ya era muy tarde y su carrera sufrió las consecuencias de sus adicciones. Todo Hollywood la detestaba y no reparó más que en dedicarse a trabajar como mesera y limpiando baños.
Cumplidos los 17 encontró una nueva oportunidad en la industria y se caracterizó como una adolescente sensual en el thriller Poison Ivy. Más adelante, posó para la revista Playboy. Y a los 20, cansada de aquellos papeles demasiado sensuales, fundó su propia productora: Flower Films.
Bajo aquel sello, Barymore logró protagonizar nuevos e inolvidables éxitos que la catapultaría a la fama una vez más, como Jamás besada. Desde entonces, la actriz demostró su talento y gran valor para salir adelante. No sería, nunca más, un juguete roto de Hollywood.