Aunque el precio de muchos productos básicos ha comenzado a caer en los últimos meses en Estados Unidos, el de los huevos sigue desbocado y ya acumula una subida anual del 70 %, una situación producida por una tormenta perfecta que está lejos de escampar.
Tres son los factores que señalan los expertos como responsables: la gripe aviar, la guerra de Ucrania y la inflación generalizada, aunque algunas voces críticas han pedido que se investigue la posible manipulación de precios por parte de las grandes compañías.
Según los últimos datos de la Oficina de Análisis Económico de EE.UU., el precio de los huevos aumentó el 8,5 % en enero respecto a diciembre y acumula un alza anual del 70,1 %. De todos los productos analizados por este organismo para calcular el Índice de Precios al Consumo (IPC), es el que más sube interanualmente, con mucha diferencia.
Mientras que otros alimentos ya han iniciado la moderación de sus precios, el de los huevos sigue imparable y, de acuerdo con los expertos, aún falta tiempo hasta que se normalice.
Así, cuando hace unos meses podía encontrarse en cualquier supermercado la docena a 3,50 dólares, ahora es complicado hallarla a menos de 5 dólares y, en los estados más afectados por la gripe aviar, como California, no bajan de los 6 dólares.
En un país con un consumo medio de 277 huevos anuales por persona, se ha producido una tormenta perfecta que impide que su precio baje, pese a que la inflación (6,4 % en enero) encadena siete meses de caídas.
Para el profesor de la Cornell University Harry Kaiser, el «enorme brote» de gripe aviar que comenzó el año pasado es el motivo principal. «Tuvieron que ser sacrificadas más de 57 millones de gallinas ponedoras, ya que es muy contagiosa y requiere exterminar a todas cuando hay un ave enferma», cuenta a EFE.
La oferta de huevos se redujo y «aún no se ha recuperado», porque no es sencillo ni inmediato, pues una cría de gallina tarda entre cuatro y seis meses en poner huevos.
También está la guerra de Ucrania, que ha hecho subir el precio del pienso y la tasa de inflación general, indica Kaiser, lo que «ejerce una presión alcista sobre los precios».
El también profesor de la Cornell University Andrew M. Novaković explica que el precio del maíz agrícola cambió de los 3,50 dólares por fanega (25 kg) en el otoño de 2020 hasta el máximo de 7,38 dólares en junio de 2022.
«Los costos de la alimentación son los más significativos para la agricultura animal en general y también la energía. La producción de huevos se ve más afectada por esto», explica a EFE.
Isaac Arndt, cuya familia es dueña de una pequeña granja en Glenville (Pensilvania), sabe bien de lo que hablan los expertos en economía aplicada. En la granja tienen unas 200 gallinas ponedoras, «nada en comparación con las 50.000 o 100.000 que tienen por nave las grandes productoras».
Aunque su granja no se ha visto afectada por la gripe aviar, detalla que en invierno no logra que los animales -que crecen de manera natural y su puesta de huevos se ve afectada por los ciclos solares- produzcan lo suficiente como para vender.
Por eso en el mercado de Washington en el que vende fruta, pollo o mermeladas, no ha traído huevos la tarde en la que tiene lugar esta charla con EFE. En primavera, cuando los saquen a la venta, lo harán con un precio de un dólar superior a lo que los vendían hasta ahora.
«Los comercializaremos a 6 dólares, aunque probablemente deberíamos venderlos a 8,50 dólares, ya que nuestros costos aumentaron un 50 %», explica. Sin embargo, añade, «no podemos hacerle eso al consumidor».
No han dudado en hacerlo las grandes superficies, una situación que ha despertado voces críticas como la del senador demócrata Jack Reed, quien recientemente le pidió a la Comisión Federal de Comercio que investigue la posible manipulación de precios por parte de las grandes compañías.
Mientras los precios suben, señala Reed, el mayor productor de huevos de EE.UU., Cal-Maine Foods (20 % del mercado minorista) reportó ganancias récord de 323 millones de dólares en el último trimestre.
En un comunicado, la empresa se defendió de estas acusaciones y aseguró que «el mercado nacional del huevo siempre ha sido intensamente competitivo y altamente volátil».
«Cal-Maine Foods vende sus huevos a precios negociados con cada cliente. En muchos casos, la compañía, e imaginamos que los clientes, buscan cotizaciones de mercado de terceros independientes» y, en ningún caso, «vendemos huevos directamente a los consumidores ni establecemos precios minoristas», argumentó.
¿Seguirá siendo, por tanto, cada vez más caro hacer una tortilla? En opinión de Kaiser, los precios caerán cuando se incorporen las nuevas ponedoras, «el mercado se corregirá a sí mismo», siempre y cuando no surjan nuevos casos de gripe y el precio del pienso baje.
Arndt cree, sin embargo, que la historia va apara largo. «Los criaderos tienen dos años de retraso y probablemente les tomará años ponerse al día».
EFE
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