El bombero y paramédico Mike Camilleri solía no tener ningún problema para transportar las pesadas escaleras del equipo. Ahora padece covid largo, y se sube cautelosamente a una caminadora para ver qué tal se desempeña su corazón en una simple caminata.
Por Semana
“Esta no es una especie de prueba para tipos superfuertes, así que no finja”, le advirtió Beth Hughes, terapista física de la Universidad Washington en San Luis.
De alguna forma, un caso moderado de covid-19 desató una reacción en cadena que a la larga dejó a Camilleri con peligrosos picos en su presión arterial, un ritmo cardiaco que se aceleraba al menor esfuerzo, y episodios de dolor intenso en el pecho.
Está lejos de ser el único. La magnitud de los estragos que la covid-19 ha causado en la salud cardiaca de los estadounidenses apenas está empezando a aflorar, años después de que comenzó la pandemia.
“Estamos viendo efectos sobre el corazón y el sistema vascular que realmente superan en número, desafortunadamente, a los efectos sobre otros sistemas de órganos”, dijo la doctora Susan Cheng, cardióloga del Centro Médico Cedars-Sinai en Los Ángeles.
No es solo un problema para los pacientes con covid largo como Camilleri. Hasta por un año después de haberse contagiado de COVID-19, las personas podrían correr mayor riesgo de desarrollar un nuevo problema relacionado con el corazón, lo cual puede ir desde coágulos y arritmias hasta un infarto, incluso si en un principio parecen haberse recuperado bien.
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