Las estimaciones apuntaban a que la inflación de Estados Unidos se mantendría en 5.3.% anual en septiembre, pero saltó más de lo previsto, y alcanzó de nuevo el techo de 5.4% al que se creía ya no volvería por la tendencia transitoria a la que apela la Reserva Federal.
El índice de precios al consumidor aumentó un 0,4% en septiembre, cuando la estimación era de 0.3%. Y es que, aunque los efectos de la cepa Delta del Covid-19 han mermado, perturbó aún más la escasez de mano de obra, los cierres de fábricas, las dificultades en las rutas marítimas, conllevando a que la producción y los canales de suministros se normalicen mucho más lento, en un momento en donde la demanda se acelera más rápido.
El nuevo dato presiona a la Fed para que en efecto anuncie el inicio de la reducción gradual de estímulos en su próxima reunión de política monetaria en noviembre. De ser así, el organismo comenzaría a disminuir su compra mensual de bonos del Tesoro por 80,000 millones de dólares, y de 40,000 millones en títulos respaldados en hipotecas este mismo año.
Los rendimientos de los bonos del Tesoro viene subiendo durante las ultimas semanas, precisamente por la probabilidad alta de que la Fed anunciara el tapering, ahora con el dato que refleja una mayor presión inflacionaria y más tensión para el organismo, es posible que los rendimientos sigan la tendencia.