El arresto de El Ratón Guzmán el jueves provocó fuertes enfrentamientos entre sicarios del cártel en la ciudad de Culiacán y las Fuerzas Armadas de México.
Las autoridades mexicanas capturaron a Ovidio Guzmán, apodado “El Ratón“, hijo del narcotraficante encarcelado Joaquín “El Chapo” Guzmán. La reacción del Cartel de Sinaloa, dirigido por otro de los hijos del infame jefe narco fue ordenar una ola de ataques contra la población civil en la ciudad norteña de Culiacán.
Después de una noche de violencia, donde se vio a punteros narcos saqueando supermercados, incendiando casas y atacando autos en las carreteras, finalmente las Fuerzas de Seguridad de México ingresaron a la ciudad e intercambiaron disparos con los sicarios.
Las calles de la ciudad se convirtieron en un campo de batalla. Los narcos bloquearon los principales accesos a la ciudad y luego dispararon con lanzacohetes contra helicópteros del ejército y aviones de la policía que intentaban llevar refuerzos a la ciudad.
Según los informes, los miembros del cártel se apoderaron de una ambulancia de la Cruz Roja, se llevaron al personal médico de los hospitales para atender a sus compañeros heridos, amenazaron a los periodistas y se apoderaron de los vehículos de la prensa.
Todas las vías principales de acceso a la ciudad quedaron bloqueadas con vehículos en llamas y sicarios armados atacaron una base aérea militar y el aeropuerto internacional de Culiacán, donde incluso un avión con pasajeros civiles fue alcanzado por una ráfaga de balas cuando se preparaba para despegar, de la aerolínea Aeroméxico.
Por el momento, el gobierno del estado de Sinaloa dijo que 3 miembros de las fuerzas de seguridad habían muerto en los enfrentamientos, pero la ciudad sigue en estado de guerra civil y estos números sin duda aumentarán con el pasar de los días.
El Ministro de Defensa Nacional, Luís Cresencio Sandoval, dijo a periodistas que “El Ratón” Guzmán había sido trasladado a la capital mexicana tras su captura por miembros del Ejército y la Guardia Nacional. Describió el arresto como un “golpe decisivo contra el cártel del Pacífico”, el nombre oficial de la poderosa facción criminal.
No se han dado mayores detalles de cómo se ejecutó el arresto de más alto perfil desde la prisión de El Chapo: Sandoval dijo que hubo seis meses de vigilancia, pero también pareció sugerir que hubo un elemento de casualidad involucrado. “Cuando las fuerzas armadas montaron un retén para detener varios vehículos con blindaje improvisado, sicarios del cártel abrieron fuego. Las fuerzas de seguridad reconocieron a Ovidio Guzmán, a quien lograron detener”, dijo.
Ovidio Guzmán, de 32 años, había sido detenido brevemente en Culiacán en 2019, pero fue liberado pocas horas después por orden directa del presidente Andrés Manuel López Obrador para frenar la respuesta violenta de la red narco, muy similar a la que se está viviendo hoy en día nuevamente.
Pero la situación hoy parece ser muy distinta. AMLO no tiene una elección en el horizonte, y esta detención ocurre a días de una cumbre de líderes norteamericanos en la Ciudad de México la próxima semana, a la que asistirá el presidente norteamericano Joe Biden y en la que el mexicano quiere mostrarse como un líder duro que combate el narcotráfico.
Estados Unidos había ofrecido una recompensa de US$ 5 millones de dólares por información que condujera al arresto o condena de Ovidio Guzmán, un pedido que había sido extendido al gobierno de México tras el estallido de la crisis del fentanilo en el país.
El gobierno local instó a la gente a quedarse en casa y dijo que las escuelas y las oficinas administrativas estaban cerradas debido a la violencia. Videos en las redes sociales parecían mostrar fuertes enfrentamientos armados, incluso desde helicópteros durante la noche, atacando supuestamente las residencias de los líderes narcos en la ciudad.
“Pedimos a los ciudadanos de Culiacán que no salgan de casa por la violencia que se ha registradoen diferentes puntos de la ciudad”, escribió en Twitter el alcalde de Culiacán, Juan de Dios Gámez.
Algo similar había ocurrido cuando en 2014 se detuvo por tercera (y esperemos que sea la última) vez a El Chapo Guzmán, de 65 años, quien fue condenado en Nueva York en 2019 por tráfico de miles de millones de dólares en drogas a Estados Unidos y conspiración para cientos de asesinatos. Cumple cadena perpetua en Supermax de Colorado, la prisión federal más segura de los Estados Unidos.
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