Xi Jinping potenció la campaña propagandística para que las personas participen activamente en la caza de supuestos infiltrados y denuncie a sus vecinos para controlarlos
El régimen chino lanzó una cacería de brujas interna en su país instó a sus ciudadanos a aumentar la vigilancia pública en busca de espías luego de que el director de la CIA, William Burns, anunciara el pasado 7 de octubre la creación del Centro de Misiones de China; orientado a contrarrestar lo que llamó “la amenaza geopolítica más importante a la que nos enfrentamos en el siglo 21″.
A través de mensajes en las redes sociales y en las cadenas de televisión que responden al poder central, Beijing afirmó sin presentar pruebas que los Estados Unidos estaban reclutando agentes que hablaran tanto el chino mandarín, idioma principal de la potencia asiática, como los distintos dialectos que se utilizan en las diferentes regiones: cantonés, shanghainés, hakka y hokkien, entre otros. El anuncio hecho por parte de la dependencia norteamericana nada dice sobre posibles reclutamientos.
“¿Qué debemos hacer cuando están reclutando agresivamente espías de habla china? Las fuerzas extranjeras hostiles han estado trabajando duro y el trabajo de seguridad nacional no se puede aflojar en ningún momento”, dice un posteo del Diario del Ejército Popular de Liberación, portavoz del ejército chino. “Pero ningún zorro astuto puede vencer a un buen cazador. Para mantener la seguridad nacional, solo necesitamos confiar en la gente y depender de la gente, (…) para librar una ‘guerra popular’ contra el software espía para que sea imposible que los espías se muevan y se escondan”, acaba la publicación oficial que busca movilizar a la población.
La paranoia del régimen chino en torno a los espías de cualquier nacionalidad no es nueva. Durante los últimos años, Xi Jinping estableció una serie de medidas dirigidas a recordar a los ciudadanos de la supuesta amenaza y a instarlos a actuar en defensa de la seguridad nacional. El 15 de abril de 2016 fue establecido como el Dia de la Educación en Seguridad Nacional.
La celebración de la nueva festividad fue acompañada por un aluvión de propaganda oficial haciendo referencia a la realidad de los espías occidentales en el país. Uno de los puntos más particulares de la campaña fue el empapelamiento de Beijing con una serie de carteles que advertía a las mujeres de no relacionarse con extranjeros guapos para no correr el riesgo de que el pretendiente fuera un agente encubierto.
Al año siguiente, en la segunda celebración del nuevo día nacional, el régimen ideó una campaña para movilizar a los estudiantes, desde los de primaria hasta los universitarios, a formar una fuerza de contraespionaje, según afirmó el Global Times, el diario estatal que oficia de difusor de las ideas del Partido Comunista Chino (PCC). Como parte de esta campaña, la autocracia china entregó libros para niños que enseñaban a resguardar la seguridad nacional mediante, por ejemplo, juegos como “encuentren al espía”. A su vez, se difundían por los distintos canales estatales los supuestos “rasgos” de los espías extranjeros. Entre los señalados como posibles sospechosos figuraban los periodistas extranjeros, los miembros de ONGs y los misioneros religiosos.
Pero la paranoia y la falta de pruebas necesarias para acusar a alguien de espía, sumado a la recompensa de medio millón de yuanes que hay para cualquiera que ayude a encontrar a un espía, hizo que también se utilice esta campaña para atacar a los críticos del gobierno. De esta forma, los seguidores del régimen han llevado adelante una cruzada contra los activistas sociales, las feministas, los periodistas y otros miembros de la sociedad china y han logrado silenciar a muchas voces opositoras o críticas de la administración de Xi JInping.
Es probable que este último anuncio del gobierno chino y la campaña propagandística que lo acompaña potencie aún más la caza de brujas que se ha generado en los últimos años. El hecho de que en nombre de la “seguridad nacional”, término enormemente amplio, los ciudadanos puedan denunciar a sus vecinos, cualquiera que sea considerado anti-régimen o antipatriótico corre el riesgo de ser denunciado como espía.