La reunión entre los quince miembros del organismo se desarrollará este lunes luego de que los talibanes tomaran el control de la capital Kabul, y el presidente Ashraf Ghani abandonara el país
El Consejo de Seguridad de la ONU mantendrá hoy una reunión de urgencia para abordar la toma de la mayoría de las provincias de Afganistán por parte de los talibanes y la huida del país del presidente afgano, Ashraf Ghani, según confirmaron este domingo fuentes diplomáticas.
Las misiones de Estonia y Noruega en Naciones Unidas, actualmente encargadas de los asuntos de Afganistán en el Consejo de Seguridad, afirmaron que la reunión entre los quince miembros del organismo tendrá lugar a las 14.00 GMT y que incluirá una breve intervención del secretario general, Antonio Guterres.
También Rusia mostró su interés por reunir al principal órgano ejecutivo de la ONU. El director del Departamento para Asia del Ministerio de Exteriores, Zamir Kabulov, confirmó a la agencia Sputnik que su Gobierno estaba “trabajando” en esta convocatoria.
Kabulov comentó que, a diferencia de otros países, Rusia todavía no tiene previsto evacuar al personal su Embajada: “No estamos preparando la evacuación del personal de la Embajada”. Según el diplomático, y a pesar de la presencia talibán en la capital, la Embajada “realiza sus funciones con normalidad y sigue de cerca el desarrollo de la situación en el país”.
La caída de la mayoría del país en manos de los talibanes ha ocurrido poco después de que en mayo las fuerzas de Estados Unidos y de la OTAN comenzaran la fase final de la retirada, entregando todas sus bases militares a las fuerzas afganas.
El pasado viernes, Guterres había urgido a los talibanes a detener su ofensiva y negociar con el Gobierno de Afganistán, avisando que si tomaban el poder por la fuerza se verían abocados a más guerra o a un total aislamiento internacional.
“El mensaje de la comunidad internacional a quienes están en pie de guerra debe ser claro: tomar el poder por la fuerza militar es una propuesta perdedora. Eso sólo puede llevar a una guerra civil prolongada o al total aislamiento de Afganistán”, señaló el secretario general de la ONU en declaraciones a periodistas.
Pese a sus llamamientos, y tras la huida de Ghani de Afganistán, los talibanes entraron este domingo en Kabul para evitar, según dijeron, robos ante la huida de las fuerzas de seguridad.
“Para evitar actos de saqueo en Kabul y que los oportunistas no hagan daño a la gente, el Emirato Islámico (como se autodenominan los talibanes) ordenó a sus fuerzas entrar en las áreas de Kabul de donde salió el enemigo”, aseguraron los talibanes en un comunicado.
Mientras, Estados Unidos trasladó este domingo al aeropuerto de Kabul al personal de su embajada en la capital afgana para asegurar que pueden seguir operando de manera “segura” ante el avance de los talibanes, expresó este domingo el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.
En una ronda de entrevistas televisivas, el jefe de la diplomacia norteamericana criticó a las fuerzas de seguridad afganas, de las que dijo que han sido “incapaces de defender el país” ante la ofensiva talibán, que ha avanzado “más rápido de lo que esperaba” Washington.
Ghani, sin embargo, culpó hace semanas a Washington de la crisis del país que, aseguró, es el resultado de la salida abrupta de las tropas internacionales, y el proceso de paz coordinado por Estados Unidos para la reconciliación que se basó en “teorías inmaduras”.
Los talibanes entraron el domingo a Kabul y clamaron “victoria” desde el palacio de gobierno, horas después que el presidente Ghani huyó al extranjero en el dramático epilogo de 20 años de intervención militar extranjera y una ofensiva relámpago insurgente de tres meses.
“Los talibanes ganaron”, declaró Ghani en Facebook, asegurando que abandonó el país para evitar un “baño de sangre”, pues “innumerables patriotas habrían sido martirizados y Kabul destruida” si se hubiera quedado.
En 10 días, el movimiento islamista radical, que había comenzado una ofensiva en mayo aprovechando el inicio de la retirada de las tropas estadounidenses y extranjeras, tomó el control de casi todo el país.
Ahora, los insurgentes están a las puertas del poder, veinte años después de haber sido expulsados por una coalición liderada por Washington, a raíz de su negativa a entregar a Osama bin Laden, líder de Al Qaida, tras los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.