Entre 2003 y 2008 Petróleos de Venezuela fue rescatada en tiempo record del sabotaje petrolero ante el asombro del mundo. La nueva PDVSA superó en producción a toda la historia de la vieja «mitocracia»; con la excepción de 1997-98, quienes aun contando con activos más jóvenes no pudieron ser capaces en los 20 años previos (1976-96), de remontar producción sustancialmente. Pero además de haber sido incapaces de elevar producción por si solos, los costos operativos de la vieja «mitocracia» aun en términos nominales, fueron superiores a los de la nueva PDVSA. Mientras la producción de crudo repuntaba, por el lado PDVSA Gas se batieron dos record de producción nacional entre 2006 y 2007, con sobre 1.740 millones de pie cúbicos por día de gas, nunca antes producidos por dicha filial.
El Negocio de Importar
Hay que admitir que luego de 2008 y hasta 2016, se hizo sentir el peso de una vulgar corrupción y las consecuencias de erradas estrategias sobre el desempeño de nuestra industria petrolera, que inicia con la puesta en práctica del plan siembra petrolera e injustificadas expropiaciones de empresas de servicio. En dicho lapso la producción cedió desde 3.260.000 BPD en 2008 hacia 2.899.000 BPD durante 2014, mientras que el costo de producción llegó a exceder $18.05 por cada barril producido. Para 2016 ya el nivel de producción promediaba 2.516.000 BPD.
A partir de 2008 Ramírez y su equipo inician el plan siembra petrolera. Con ello, también arranca una orgia de corrupción y aumento del gasto con las operaciones en costa afuera y la Faja Petrolífera del Orinoco. A la par que la producción descendía, los costos crecían promovidos por el innecesario e inconveniente abandono de las áreas tradicionales y un desplome notorio en la eficiencia operacional.
Tan solo en 2011; con Ramírez a bordo, se «invirtieron» unos $18.000 millones para subir producción en la FPO [https://realidadvenezolana-negocios.blogspot.com/2011/08/inversiones-cuantiosas-de-pdvsa.html], precisamente el mismo año en el que comienza a ceder con mayor celeridad nuestra producción nacional. Mientras «crecía la inversión» año a año, la producción cedía más y más. Entre 2011 y 2014 se dejaron de producir 230.000 BPD; sobre el 41% del total desaparecido entre 2011 y 2016 de 558.000 BPD.
Entre 2008 y 2012 se invirtieron en costa afuera sobre $20.000 millones; un dinero que hasta ese entonces no había dado fruto alguno al país. Hoy día PDVSA no reporta producción desde Costa Afuera, al menos desde el mes de Septiembre’2021. Ese dinero que supuestamente estaba dirigido a inversiones para elevar producción, no logró sumar un solo barril sostenible de Cigma, ni Deltana, mientras que en el caso de Cardón IV, PDVSA terminó sin honrar el compromiso de aporte en dicho proyecto y por lo tanto su producción se estancó en el entorno de 450 MMPCD de gas con cerca de 12 MBPD de condensado asociado, cuando el plan era superar 1.200 MMPCD de gas y 30.000 de condensado para 2019.
Con el 2017 llega un periodo de convulsión política, institucional y geopolítica, que llevó al gobierno de Maduro a hacer cambios a la postre inconvenientes dentro del MENPET y PDVSA, motivados por la sequía financiera de un estado sostenido a punta de gasto y explotación irracional de la renta petrolera, con criterio cortoplacista. A partir de Noviembre de ese mismo año, PDVSA cae victima de una cadena de pésimas gestiones una peor que la otra, mientras era bombardeado con sanciones desde EEUU.
Cuando nos preguntan si las sanciones son las responsables de la debacle de PDVSA, nuestra respuesta es clara. Las sanciones ayudaron a precipitar un mal que se había engendrado dentro de la industria desde tiempos de Ramírez, pero que se acelera con la llegada de los traficantes del poder por su clara ignorancia en la materia petrolera.
Las sanciones perseguían un fin especifico contra Venezuela, al preparar el terreno para estimular un barril que venia en descenso, en una guerra dirigida desde la OPEP en contra de la supervivencia del «Shale oil», liderado por arabia saudita.
Pero además había una razón de mayor peso, un desarrollo clave para la supervivencia de la empresa insignia del imperio norteamericano ExxonMobil en Guyana, cuyo contrato se firma hacia el cierre de 2015. Trump tuvo como norte en las sanciones contra Venezuela, favorecer el reflorecimiento de su alicaída economía petrolera de entonces, apuntalar suficientemente el barril para arrancar el desarrollo de Guyana y garantizar mercados para las exportaciones gringas [ https://www.manatt.com/insights/newsletters/environmental-law/congress-approves-export-of-u-s-crude-oil ], que nacerían precisamente durante su mismo gobierno.
Que mejor manera de lograrlo que desaparecer de un plumazo 2+ MMBPD de producción de los mercados, con el apoyo de seudo-ciudadanos de ese mismo país; Venezuela, reunidos en torno a la MUD.
Con lo anterior en mente, lo lógico era consolidar el dominio de la experiencia y experticia en PDVSA, para hacer frente a tan preocupante coyuntura. Por el contrario, Maduro apela a Quevedo y luego, a Aissami y Asdrúbal creyendo en una supuesta lealtad sobre el conocimiento. Como resultado, la producción cede de inmediato, pasando de un promedio-año de 2.017.000 BPD durante 2017, a 624.000 BPD promedio-año proyectado para 2021.
(Cifras promedio año. Las cifras 2018-2021 son estimaciones)
Desafortunadamente el deterioro de producción se hizo sentir en aquellas segregaciones claves tanto para mantener en operación nuestras refinerías, como para mantener a flote la producción de la faja petrolífera del Orinoco (FPO). La falta de visión de ese (no lo llamaría) «liderazgo» no supo, ni ha sabido anticipar tal desenlace, aunque entendemos que recientemente nos tomado la palabra al respecto.
Aun contando con ingentes reservas de C/L/M superiores a 22.000 MMBbls, entre 2017 y 2021 la producción de condensado/liviano/mediano (C/L/M) se desplomó en 70%, al igual que se abate en la misma proporción la producción de pesado/extrapesado (X/Xp) de la FPO. La producción de C/L/M se desploma porque ellos mismos decidieron abandonar la actividad de campo, para enfocarse en la FPO. La producción de X/Xp se desploma porque inéditamente ellos mismos dejaron de producir los crudos C/L/M (diluyentes) que antes producía pero que dejaron de producir, aun sabiendo que eran necesarios para levantar los crudos de la FPO.
Tres hitos importantes marcaron el repunte de las importaciones de crudo y refinados; el arranque del plan siembra petrolera de 2007, el accidente de Amuay de 2012 y la llegada de militares y políticos a partir de 2017. A partir de entonces PDVSA deja de producir 200.000 BPD de crudos livianos para pasar a importarlos, hasta que aparecen las sanciones y luego la pandemia. Es decir la destrucción de la producción clave de C/L/M pareciera haber tenido un fin específico; favorecer el negocio de la importación.
En cuanto a refinación, los primeros cuellos de botella en el suministro de gasolinas aparecen a finales de 2018, cuando la producción de crudo se había derrumbado por debajo del millón BPD, promovido por el acelerado deterioro y elevado índice de accidentalidad de nuestras refinerías, la escasez de ciertos tipos de crudos necesarios para alimentar procesos que dejaron de producirse para pasar a ser importados y la necesidad de ciertos aditivos que también dejaron de producirse en el país.
Entre 2018 y 2019, el factor de utilización de nuestras refinerías se mantuvo entre un mínimo de 9% de la capacidad de refinación y un promedio de 11% a 14%, desde un 50% en 2017, para hoy alcanzar cerca del 11% al 13%, a pesar de ingentes y millonarias erogaciones. Recientemente, el problema de escasez de gasolina se palea mediante la importación desde algunos países alineados; particularmente Irán.
Accidentes e Ilícitos Ambientales
Por el lado de la accidentalidad y los ilícitos ambientales, estos han dado un salto importante desde 2019. A pesar que la política de PDVSA y MENPET es impedir a todo costo el acceso a dicha información, las huellas satelitales son inocultables [ https://eldiario.com/2020/12/05/2020-ano-derrames-petroleros-venezuela/ ]. Según información publicada, durante 2019 ocurrieron en total 20 derrames, mientras que durante 2021 un total de 53. Según cálculos preliminares basados en planimetría, esos 20 derrames ocurridos durante 2020 equivaldrían a una cifra en barriles derramados cercana a 163.000 Bbls, mientras que los 53 ocurridos durante 2021 podrían haber superado la cifra record de 300.000 Bbls derramados.
Se calcula que el daño patrimonial originado por los continuos derrames, incidentes y accidentes entre 2020 y 2021 ronda los $1.000 millones. Si a ello le añadimos el intangible del daño ambiental, las implicaciones sobre el ecosistema y su remediación, las cifras se pierden de vista. El caso del golfo de México sucedido en 2010 donde BP fue obligada a desembolsar [ https://www.epa.gov/enforcement/deepwater-horizon-bp-gulf-mexico-oil-spill ], el equivalente a unos $24.000 millones de hoy en costos de remediación [ https://www.nbcnews.com/business/business-news/judge-approves-20-billion-settlement-bp-oil-spill-n550456 ] da idea de ello. Pero el ecosistema no pareciera tener importancia, sencillamente porque el país luce secundario al interés político.
Cae de Monómeros; Citgo en Salsa
Habida cuenta del asalto sucedido en contra de Monómeros y del recientemente conocido desenlace en su destrucción-administración de parte de representantes del clan de Juan Guaido y PDVSA ad hoc, donde hasta la madre de Leopoldo López; Antonieta López, aparece involucrada en una trama de presunta corrupción y saqueo [ https://2001online.com/nacionales/sebastiana-barraez-monomeros-pago-70-mil-a-la-madre-de-leopoldo-lopez/ ], y donde ya aparecen personajes conectados con el bajo mundo de ese funesto y vecino país, el panorama futuro de nuestra corporación en suelo colombiano apunta a su perdida total [ https://twitter.com/ArmandoInfo/status/1465025196339838976/photo/1 ].
Por el lado de Citgo la situación no es menos preocupante. Los usurpadores «enconchados» en PDVSA ad hoc, la dirigen de manera similar directo a la quiebra [ https://www.costadelsolfm.net/2021/11/17/einstein-millan-arcia-citgo-camino-al-matadero-la-mitocracia-ad-hoc-falla-de-nuevo/ ], con un record consistente de pérdidas severas a lo largo de 3 años al frente de ella. Pero para los restos de esa mitocracia golpista, aun y luego de 3 largos años, los de atrás tienen la culpa por haberla «endeudado». Veamos que llaman ellos endeudar.
Hasta inicios de 2016 Citgo era una empresa solvente; sin deuda. Corporativamente, una relación pasivo-patrimonio de ~40% se considera en términos generales como una situación financieramente saludable. Citgo para algunos posee un valor de $8.000 millones, mientras que para otros como el suscrito, su valor real oscila en el entorno de $13.000 millones. Luego de las dos transacciones de 2016 y 2017 por $1.400 y $1.500 respectivamente, su deuda total ascendía a $2.900 millones en términos nominales y por lo tanto, su situación era aun sana, ya que su relación pasivo patrimonio era menor a 36.5% en el peor de los casos.
Lo que si se le critica al gobierno de Maduro, fue la manera desproporcionada en el que decide arriesgar el control de Citgo, por muy poco a cambio.
De hecho, dos de sus competidores naturales en suelo norteamericano poseen relación pasivo-patrimonio (debt to equity) superior a 70%. Valero energy, posee una relación pasivo patrimonio actual de 70% [ https://www.macrotrends.net/stocks/charts/VLO/valero-energy/debt-equity-ratio ], con un promedio de 50%, mientras que Marathon un 78% [ https://www.macrotrends.net/stocks/charts/MPC/marathon-petroleum/debt-equity-ratio ], con un promedio de 60%.
Los usurpadores por el contrario contriyeron a engrosar la deuda de Citgo en $1.200 millones adicionales apenas le pusieron mano, para pagar a sus amigos tenedores de bonos, sin poseer capacidad real de pago [ https://www.larepublica.co/globoeconomia/citgo-consigue-credito-de-us1200-millones-para-financiar-operaciones-y-gestionar-deuda-2845166 ], ya que lo que han producido es perdida tras perdida.
La desgracia de Monómeros [ https://twitter.com/robertodeniz/status/1465363399458627590?s=11 ] y Citgo nace de la usurpación de Guaido, López y la mafia enconchada en PDVSA ad hoc. Las perdidas que la usurpación ha originado a Venezuela son considerables. Los que comenzaron la usurpación con la excusa de proteger nuestros activos y recursos, se han constituido en los verdaderos depredadores de Venezuela y sus activos, en la misma medida que lo que dicen combatir. No se trata de que unos roben o destruyan más, o menos que los otros. Se trata de que ambos roben y ambos destruyan.
Sin contabilizar la eventual entrega de estas dos corporaciones en suelo extranjero, la perdida financiera o daño patrimonial sufrido por Venezuela desde la usurpación ya acumula cerca de $40.000 millones ($40.000.000.000), sin incluir los gastos inherentes al llamado seudo-gobierno interino, entre otros ítems.