De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la actividad física es muy importante para el bienestar de las personas dado que beneficia al cuerpo y a la mente. Entre las muchas cualidades del ejercicio se destaca que previene y controla enfermedades no trasmisibles, reduce los síntomas de la depresión y ayuda a mejorar las habilidades del razonamiento.
Eso sí, se debe tener en cuenta que la intensidad con la que se hace ejercicio depende de factores como la edad, la condición física y el tipo de movimiento que la persona va a realizar, de allí la importancia de consultar con un especialista antes de someterse a una rutina.
Menores de cinco años
La organización explica que los niños muy pequeños no deberían estar retenidos en coches o sillas por más de una hora, por lo que aconseja que tengan momentos de movimiento varias veces al día con juegos interactivos en el piso.
Mientras los pequeños lactantes estén despiertos, es importante que tengan al menos 30 minutos, repartidos durante el día, boca abajo. En los lapsos de quietud es importante que les narren cuentos e historias.
Además, no hay que olvidar que los bebés deben tener una rutina de sueño, ya que necesitan dormir de 14 a 17 horas durante los primeros tres meses de vida. Una vez cumplan los 4 y hasta casi el año, deberán tener un sueño reparador, incluidas las siestas, de 12 a 16 horas.
En cuanto a los chiquitos de 1 a 4 años, es fundamental que tengan al menos 180 minutos de diversa actividad física repartida a lo largo del día. Asimismo, no deben pasar más de una hora sentados y menos frente a una pantalla.
De cinco a 17 años
Para la OMS es fundamental que, desde los 5 y hasta los 17 años, tengan 60 minutos diarios de actividad física a lo largo de la semana. En ese sentido, aconseja que desarrollen actividades aeróbicas que los ayuden a fortalecer sus huesos y músculos.
Aunque a esta edad pueden ver televisión y jugar videojuegos, los padres deben limitar este tiempo. Esta es una buena época para jugar al aire libre y desarrollar el compañerismo a través de juegos grupales.
Por otro lado, “en la adolescencia, luego de la maduración del sistema neuromuscular y hormonal, el desarrollo de la fuerza, la capacidad aeróbica y la eficiencia en los gestos se ven potenciados” con la actividad física, explica Unicef.
Para leer más, ingresa aquí