Un hombre chino que llevaba 14 años buscando a su hijo, secuestrado cuando este era un niño de corta edad, logró reencontrarse con él esta semana gracias a técnicas de análisis de ADN, recogen hoy medios locales.
Sun Haiyang movió cielo y tierra durante años para encontrar a su pequeño, Sun Zhuo, secuestrado en Shenzhen (sureste) en 2007 cuando tenía 4 años.
El padre emprendió entonces una búsqueda en la que llegó a ofrecer una recompensa de 200.000 yuanes (31.404 dólares, 27.804 euros) para cualquier persona que pudiese aportar pistas sobre su paradero.
Sun Haiyang, que regentaba una tienda de panecillos en el momento del secuestro, llegó a vender varias de sus propiedades para financiar sus pesquisas, lo cual le hizo popular en el país.
Su historia incluso inspiró una película, “Dearest”, estrenada en 2014 y que tiene como tema principal el secuestro de niños en China, un problema social persistente desde hace décadas.
Durante estos años, aparecieron varios niños que encajaban con el caso de Sun, pero sucesivas pruebas de ADN descartaron el parentesco.
Sin embargo, la policía local de Shenzhen informó recientemente a Sun del hallazgo de un joven de 18 años en la provincia de Shandong (a 1.500 kilómetros de distancia) cuyo ADN coincidía con el suyo.
A pesar del emotivo reencuentro, el hijo secuestrado declaró a la cadena estatal CCTV que no volverá a la casa de sus padres biológicos, ya que sus actuales padres adoptivos “llevaban 10 años cuidándolo”.
Según datos de la Policía china, desde que en 2016 se puso en marcha una campaña para reunir hijos desaparecidos con sus padres, se ha encontrado a más de 8.307 niños, muchos de ellos ya adultos.
El pasado verano, otro padre, Guo Xinzhen, halló a su hijo secuestrado hace 23 años, un caso que recuerda al de Sun Haiyang porque también inspiró una película: “Lost and Love”, protagonizada por la estrella hongkonesa Andy Lau.
Tecnologías como las de análisis de ADN o el reconocimiento facial han ayudado en los últimos años a resolver numerosos casos que llevaban años atascados.
EFE