El futuro Gobierno del PT podrá prescindir de las reglas fiscales a lo largo del próximo año, y tendría vía libre para lanzar su programa de “estímulo” y ayudas sociales. La victoria legislativa de Lula es parcial, ya que no se aprobaron todas las disposiciones enviadas.
El presidente electo Lula da Silva logró respaldo legislativo para el abandono de la responsabilidad fiscal en Brasil. Los programas de “estímulo fiscal” y los nuevos paquetes de ayuda social suponen la erosión del superávit fiscal primario heredado de la gestión de Jair Bolsonaro.
Con 331 votos favorables en la Cámara de Diputados, y una mayoría de 66 votos a favor en el Senado, el Congreso brasileño aprobó el levantamiento del techo de gasto público para el año fiscal 2023, y facultó al poder ejecutivo para excederse de los límites por un monto de hasta 145.000 millones de reales (28.000 millones de dólares).
Se trata de un hecho histórico y dramático para la disciplina fiscal, ya que constituye una de las contadas ocasiones en que el Congreso permite levantar el techo del gasto público desde su establecimiento en el año 2000 por la presidencia de Fernando Henrique Cardoso.
Una parte sustancial de los nuevos gastos presupuestados se destinarán a un aumento sobre los haberes de subsidios sociales dentro del programa “Auxilio Brasil”, que a partir de ahora volverá a llamarse “Bolsa Familia”. La segunda fuente principal de los gastos anunciados se canalizarán para financiar obras de infraestructura desde el sector público, como parte de un plan de “estímulo” típicamente keynesiano.
La victoria legislativa del PT fue parcial, ya que el proyecto original de Lula pretendía expandir el gasto público en 198.000 millones de reales anuales en 2023 (contra los 145.000 millones aprobados efectivamente), y proponía levantar el techo del gasto público para la totalidad del período del nuevo Gobierno (cuando el proyecto definitivo solo permite hacerlo en 2023).
El futuro ministro de Hacienda de Lula y excandidato presidencial, Fernando Haddad, prometió que el sendero de gastos del nuevo Gobierno será “fiscalmente neutral” ya que a partir del 1 de enero se propondrán cambios en el sistema tributario del país. En otras palabras, Haddad explica que el aumento de gastos será compensado con el aumento de la recaudación fiscal en 2023.
Sin embargo, el equipo técnico de Lula aún no ha dado mayores detalles sobre cuáles serán exactamente los cambios planteados sobre el sistema impositivo del país, ni tampoco de dónde saldrán los recursos para cubrir un excedente de 28.000 millones de dólares en el próximo año.
La administración Bolsonaro logró recuperar el superávit primario de las finanzas públicas por primera vez desde mediados de 2014, un factor crucial para garantizar la efectividad de la política monetaria del Banco Central y con ello evitar la espiralización de la inflación.
El presidente del banco central brasileño Roberto Campos Neto advirtió que una agenda fiscal irresponsable generará una fuerte presión inflacionaria, dado que las expectativas a futuro podrían terminar por desanclarse y se entraría en un régimen de “dominancia fiscal” sobre la política monetaria.
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