El déficit fiscal de Estados Unidos escaló al 6% del PBI en diciembre del año pasado, y el gasto público opera en niveles holgadamente superiores a los que había antes de la pandemia. La persistencia del déficit genera más presión sobre las expectativas inflacionarias a mediano y largo plazo.
El Gobierno del presidente Joe Biden abandonó el sendero por el ordenamiento de las finanzas públicas desde agosto del año pasado. Desde entonces, las erogaciones crecieron sistemáticamente por encima de los ingresos fiscales y por encima de la expansión nominal del PBI.
El déficit financiero del Gobierno federal de Estados Unidos (sin contabilizar los Estados locales) representó el 6% del PBI en diciembre del año pasado, el resultado más desequilibrado de los últimos 10 meses. Prácticamente se duplicó en comparación a la medición de julio de 2022.
Las voces oficialistas se defendieron de los ataques por la falta de responsabilidad fiscal, y culparon al aumento de la tasa de la Reserva Federal por incrementar el peso de los servicios de deuda pública en el déficit, pero esto no se corresponde con la realidad y no fue un factor significativo en el crecimiento del desequilibrio público.
Si bien aumentó sustancialmente el pago bruto de intereses de deuda, también aumentaron las acreencias que recibe el Gobierno federal en concepto de intereses. De esta forma, el pago neto de intereses de deuda solamente aumentó del 1,44% del PBI en diciembre de 2021 al 1,86% al término de 2022.
El déficit primario (sin intereses) se incrementó del 2% del PBI en julio de 2022 al 4,16% en diciembre, se más que duplicó sin corresponderse con un incremento sustancial de la carga neta por intereses. Por el contrario, el principal factor explicativo del deterioro fiscal fue la condonación de préstamos estudiantiles en septiembre de 2022, una política que provocó un shock fiscal similar al que tuvieron los cheques familiares entre 2020 y 2021.
El gasto público primario del Gobierno federal representó el 22,3% del PBI en diciembre del año pasado, casi 3 puntos más en comparación a la situación previa a la pandemia en febrero de 2020. Pese a que la actividad se recuperó por completo del shock, el peso del Estado jamás volvió a los niveles previos.
Los economistas de Moody’s Analytics estiman que el presidente Biden añadió hasta 4,8 billones de dólares más al déficit fiscal entre 2021 y 2031, y el 48% de este monto es explicado únicamente por el Plan de Rescate Estadounidense de 2021. Estos gastos no tuvieron ningún tipo de contraprestación, el Gobierno no se preocupó por compensar las nuevas erogaciones con ingresos genuinos.
Como advierte el economista Steve Hanke, la respuesta fiscal y monetaria a la pandemia fue muy similar a la que se produjo en los conflictos bélicos del siglo XX. Pero existe un hecho que marca una diferencia con el pasado: una vez pasado el shock, esta vez el Gobierno no muestra ninguna señal de retorno al ordenamiento macroeconómico.
La Reserva Federal sí emprendió una violenta contracción monetaria como no se veía desde 1930, actuando de manera muy similar a lo que hizo durante posguerra desde 1946. Pero el Gobierno federal, lejos de incurrir en superávits como lo hizo durante la administración Truman, más bien proyecta profundizarlos en la próxima década.
La peligrosa persistencia de los desequilibrios fiscales genera una respuesta casi calcada en las expectativas inflacionarias, que se consolidaron en el 5% anual en la perspectiva para los próximos 12 meses. Esto duplica el rango límite establecido por la Reserva Federal, y la inflación podría convertirse en un fenómeno permanente para la economía estadounidense.
The post El Gobierno de Biden desequilibra las finanzas públicas: El déficit fiscal es el más grande desde la pandemia first appeared on La Derecha Diario.