El senador republicano expuso las partidas presupuestarias más polémicas llevadas a cabo por los demócratas a lo largo del 2022.
El senador Rand Paul publicó los resultados de su informe anual “Festivus”, que toma el nombre de un chiste de la exitosa comedia estadounidense Seinfeld, y en el cual se presentan las principales partidas de despilfarro fiscal que se llevaron a cabo por los demócratas a lo largo del 2022.
Paul denuncia que el Gobierno de Estados Unidos despilfarró hasta 482.276 millones de dólares en el año fiscal 2022, para costear partidas multimillonarias, polémicas, y en muchos casos de dudosa legitimidad, tanto legal como moral.
Se trata de un monto extraordinariamente grande, que cobra especial relevancia considerando que la deuda pública federal volvió a aumentar desde el mes de octubre y el déficit fiscal se disparó a partir de septiembre. El nombre “Festivus” tampoco es casual.
Excluyendo el pago de intereses de la deuda bruta federal por más de 475 mil millones de dólares (gastos que no se controlan fácilmente), el informe de Rand Paul revela que el Gobierno destinó hasta 1,7 mil millones de dólares en mantener vacíos edificios gubernamentales.
Asimismo, el Instituto de Justicia de Vera recibió US$ 168 millones para ayudar a inmigrantes ilegales a evitar o retrasar la deportación. Esta partida entra en contradicción con la asignación de otros fondos presupuestarios que, precisamente, pretenden afianzar la seguridad nacional y evitar el desarrollo de la inmigración ilegal.
“Proporcionar cientos de millones de sus dólares ganados con tanto esfuerzo para ayudar a los inmigrantes ilegales a eludir activamente nuestras leyes de inmigración. ¿Qué crisis fronteriza?”, denuncia Rand Paul en su informe.
El informe señala que el Gobierno de los demócratas impulsó partidas presupuestarias millonarias para pruebas médicas y farmacológicas en animales. Se gastaron 3 millones de dólares en subvenciones para ver pelear a los hámsters inyectados con esteroides, a fin de estudiar el efecto de ciertas drogas sobre la agresividad.
Fueron empleados US$ 689.000 para estudiar el “romance entre loros”, 2,3 millones de dólares para inyectar cocaína a cachorros beagle y estudiar sus efectos, 1,1 millones de dólares para estudiar el efecto del alcohol en ratones, y hasta US$ 187,000 para estudiar que la relación entre niños y sus mascotas. Todos estos gastos a expensas del bolsillo de los contribuyentes, sin que estos pudieran estar al tanto de la “letra chica” del presupuesto anual.
El Departamento de Defensa de los Estados Unidos (DOD) fue protagonista de algunos de los gastos más irrisorios sobre el presupuesto. Entre ellos, el Gobierno debió asumir un costo de US$ 28 millones para uniformes de camuflaje que finalmente no dieron ningún resultado satisfactorio.
Además, de los importantes fondos asignados por la pandemia, un total de US$ 31,5 millones se designaron pura y exclusivamente para la compra de “autos de lujo”, y hasta US$ 1,6 millones para “mejorar los campos de césped en Wisconsin”. El DOD no reparó en gastos, y destinó casi US$ 192.952 en máquinas espresso de Starbucks.
El Senador republicano se mostró abiertamente contrario a la aprobación del “Acta de Reducción de la Inflación” (IRA por sus siglas en inglés), la cual supuso un programa de estímulo fiscal por 500.000 millones de dólares.
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