El heredero de una de las familias más ricas de Nueva York que asessinó a la escritora Susan Berman en el 2000 está conectado a un respirador, según indicó su abogado. Tiene 78 años
El millonario Robert Durst está hospitalizado por COVID-19, informó este sábado su abogado, dos días después de que un tribunal de Los Ángeles le condenara a cadena perpetua por asesinar a la escritora Susan Berman en el año 2000 de un disparo en la cabeza.
“Todo lo que sabemos es que ha dado positivo por COVID-19, está en un hospital y conectado a un respirador”, afirmó su abogado, Dick DeGuerin, en una llamada telefónica con la cadena televisiva NBC News. “El jueves tenía una apariencia terrible, nunca le he visto tan mal. Le costaba respirar, le costaba hablar”, agregó.
Durst, de 78 años, es heredero de una de las familias más ricas de Nueva York, que se enriqueció gracias al negocio inmobiliario, aunque en 1994 su padre eligió a su hermano menor Douglas para hacerse cargo de la empresa familiar.
Su historia se relata en la serie documental de HBO “The Jinx: The Life and Deaths of Robert Durst”, un programa dirigido por Andrew Jarecki que el propio Durst propuso, deseoso de que alguien le dejara contar su vida.
La cadena a condena perpetua en su contra se confirmó este jueves, un mes después de que un jurado popular declarara al empresario culpable de un delito de asesinato por el que fue formalmente acusado en 2015, aunque Durst ya era sospechoso de otros dos asesinatos que se remontan más de tres décadas atrás.
De acuerdo con el veredicto, Durst tiroteó a Berman, con quien mantenía una amistad, en su casa de Beverly Hills ya que la mujer había presenciado otro crimen supuestamente cometido por él.
Berman murió antes de contar a los investigadores lo que sabía sobre la desaparición de Kathleen McCormack, la ex esposa de Durst que se encuentra en paradero desconocido desde 1982.
McCormack desapareció sin dejar rastro en 1982 tras manifestar su deseo de divorciarse de Durst, en un caso que quedó sin resolver.
Una década más tarde la Policía reabrió la investigación y en el año 2000 Berman, que hasta entonces había intercedido como amiga a favor de Durst, apareció muerta de un disparo en la cabeza poco antes de que pudieran interrogarla sobre lo ocurrido a McCormack.
A estas dos desapariciones se suma una tercera, en 2001, y por la que Durst se declaró culpable pero fue absuelto.
El magnate admitió matar y posteriormente desmembrar a su vecino en un pueblo de Texas, cuyo cuerpo troceado apareció flotando en el mar.
Durst fue juzgado y exculpado por un jurado, que determinó que había actuado en defensa propia tras un forcejeo con la víctima, aunque la acusación indicó que la verdadera intención del empresario era robar la identidad de su vecino para eludir a la Justicia.
(Con información de EFE)