La moneda ha perdido 4,5% de su valor contra el dólar desde mediados de septiembre, en parte debido a una política monetaria contenida que empieza a parecer demasiado tímida para contrarrestar los efectos de la prevista normalización de la hoja de balance de la Reserva Federal.
El peso mexicano enfrenta riesgos de sufrir más pérdidas a medida que el banco central continúa subiendo sus tasas muy lentamente y el gobierno avanza con algunas iniciativas económicas de línea dura que disgustan a los inversores, halló un sondeo de Reuters.
La moneda ha perdido 4,5% de su valor contra el dólar desde mediados de septiembre, en parte debido a una política monetaria contenida que empieza a parecer demasiado tímida para contrarrestar los efectos de la prevista normalización de la hoja de balance de la Reserva Federal estadounidense.
«Esto podría respaldar operaciones largas del dólar contra el peso mexicano, particularmente dado que la historia idiosincrática más positiva de México comienza a mostrar algunas fisuras que no creemos que estén reflejadas en el nivel de la moneda», dijo un reporte de JP Morgan.
Esto contrasta con otros países en la región en los que una atmósfera política caldeada resulta más familiar para los operadores de cambio, y sus divisas han tenido un comportamiento más pobre que el del peso mexicano en el último año.
Otro factor que empaña el panorama del peso es que el presidente Andrés Manuel López Obrador está impulsando una reforma destinada reforzar el control estatal del mercado eléctrico, iniciativa que busca revertir unas reglas energéticas orientadas al mercado.
La estimación mediana de 24 estrategas encuestados del 1 al 6 de octubre para la moneda en 12 meses bajó a su marca más débil de este año, de 20,55 por dólar, reflejando un aumento de la incertidumbre sobre qué dirección tomará.
Comparado con el firme panorama visto en sondeos recientes, el pronóstico estuvo más cerca de los niveles flojos del peso durante esta semana, alrededor de 20,8 por dólar, después de que un responsable del banco central insinuó solo uno o dos aumentos más de tasas para combatir la creciente inflación.
Luego de una etapa de alivio que bajó bruscamente el costo del financiamiento al mínimo en casi cinco años en medio de la pandemia del coronavirus, el banco elevó su tasa cautelosamente en solo 75 puntos básicos este año, a 4,75%.
Con predicciones del mercado de solo 125 puntos básicos en alzas adicionales hasta fines del próximo año, parece más cauto que el banco central brasileño, que para entonces habrá agregado un total esperado de 6,5 puntos porcentuales a 8,5% desde 2,0% al inicio de 2021.
El peso acumula un retroceso de 4,5% en lo que va del año, un declive menor que la caída del real brasileño, de 5,7%, que hubiera sido aún más profunda si los funcionarios no hubieran lanzado el ciclo de ajuste más estricto del mundo para enfriar una escalada inflacionaria.
En un año, el real debería negociarse cerca de los valores de esta semana, a 5,50 por dólar.
«La elección de 2022 se presenta como un evento que probablemente pesará fuertemente sobre el real antes de que se anuncie el resultado final», dijo Simon Harvey, analista sénior del mercado de divisas de Monex Europe.