El pasquín demócrata admitió recientemente que la redada en Mar-a-Lago fue una maniobra política ingeniada por la Casa Blanca para usarla como arma electoral.
Con las elecciones de medio término en la historia y luego de que los demócratas consiguieran retener el Senado gracias al uso masivo del voto por correo, el Washington Post se encargó de admitir esta semana lo que todos podíamos intuir: que la persecución judicial a Donald Trump se pergeñó para ser usada como un arma electoral y no porque el expresidente haya cometido un ilícito.
El pasquín demócrata concedió que los documentos y posesiones personales que el FBI secuestró en Mar-a-Lago eran de interés personal y que no había indicios de que Trump tuviera la intención de vender ningún secreto nacional. La historia ha sido ampliamente ignorada por los medios de comunicación, como era de esperarse.
“Los agentes federales y los fiscales han llegado a creer que el motivo del expresidente para supuestamente tomar y guardar documentos clasificados fue en gran medida su ego y un deseo de conservar los materiales como trofeos o recuerdos, según personas familiarizadas con el asunto”, reconoce una parte del artículo.
En otras palabras, Trump se llevó a su residencia personal archivos y documentos que previamente desclasificó como parte de una tradición que envuelve a todos los funcionarios que pasan por el Despacho Oval y que consiste en llevarse recuerdos para rememorar su etapa en la Casa Blanca.
“Las entrevistas del FBI con los testigos hasta ahora tampoco apuntan a ningún esfuerzo ilícito por parte de Trump para aprovechar, vender o utilizar los secretos del gobierno. En cambio, el expresidente parecía motivado por un deseo más básico de no renunciar a lo que creía que era su propiedad”, admite la otra parte de la nota.
Pese a la falta de pruebas y que sus mismos medios de propaganda admiten que todo forma parte de un circo judicial, los demócratas no abandonarán el lawfare y hoy anunciaron que apuntarán a un fiscal especial para que investigue los supuestos delitos que Trump cometió.
En un anuncio televisivo, el Fiscal General de Biden, Merrick Garland, informó que nombró a John L. Smith como el fiscal especial a cargo de esta investigación. Según su LinkedIn, Smith se desempeña como el Fiscal General Adjunto de la División de Derechos Civiles del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, uno de los departamentos más politizados e izquierdistas de la agencia.
Se cree que esta movida es en retaliación por el panorama judicial que le aguarda al hijo del presidente en el 2023. Hace tan solo unas horas, la bancada republicana anunció que hará uso de su mayoría en la Cámara de Representantes para investigar todos los delitos comisionados en la red criminal internacional que Hunter Biden lideraba junto a su padre.
El mismo Hunter Biden reconoció en diciembre de 2020 que está siendo objeto de una investigación federal por posibles infracciones fiscales en Delaware. Desde entonces, diversos reportes confirmaron que, si la investigación es verdaderamente independiente, la misma podría expandirse para incluir a los actos de corrupción internacionales del clan Biden.
A pesar de las críticas de los juristas que expresan que es necesaria una mayor independencia política en una investigación que involucra nada más ni nada menos a la familia presidencial, Garland se ha negado a apuntar a un fiscal especial que con total independencia investigue estos hechos de corrupción como ahora lo hace con Trump.
En una entrevista exclusiva con Fox News, Trump salió al cruce al conocer los nuevos avances del lawfare en su contra. El exmandatario confirmó que no colaborará con este circo manejado por los demócratas y que continuará defendiéndose ante la opinión pública.
“He estado pasando por esto durante seis años, durante seis años he estado pasando por esto, y no voy a pasar por esto más. Y espero que los republicanos tengan el valor de luchar contra esto”, dijo Trump en la entrevista.
“Se ha demostrado mi inocencia durante estos seis años en todo: desde falsos impeachments hasta la investigación de Mueller que no encontró ninguna colusión con Rusia, ¿y ahora tengo que pasar por más?. No es aceptable. Es tan injusto. Es tan político”, concluyó el republicano.
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