En Montalbán del estado Carabobo, la asociación académica Un Estado de Derecho (UED) identificó 63 pequeños espacios particulares de enseñanza en los que documentó procesos educativos completos. La mayoría se conocen como casas de tareas dirigidas, pero de acuerdo con la investigación realizada entre enero y julio de 2022, estos centros van más allá de dirigir tareas: son microescuelas.
El estudio en el municipio carabobeño es el segundo que lleva a cabo UED sobre órdenes espontáneos educativos en Venezuela. El primero se hizo en Petare, estado Miranda, entre septiembre y diciembre de 2021, y reveló que 39% de los escolares de esta populosa y emblemáticamente desfavorecida parroquia caraqueña acude a servicios pagos, de bajo costo, ofrecidos por educadores de la comunidad, también conocidos como tareas dirigidas y donde igualmente se trasciende el mero reforzamiento.
En Montalbán, un valle de unos 26 mil habitantes situado a 220 kilómetros de Caracas, los investigadores se encontraron con un contexto general de pobreza extrema dentro del cual el sistema educativo formal se muestra en ruinas y prácticamente inexistente. El denominado Territorio Escolar lo componen 25 instituciones: 24 públicas y un agonizante liceo privado con 56 alumnos.
La matrícula oficial para el período lectivo 2021-2022, contaba 4 mil 456 estudiantes: 2 mil 113 de primaria (46%), 1 mil 392 de media general (31%), 885 de inicial (20%), 105 de educación de adultos (2%) y 61 de especial (1%).
Los 63 pequeños centros de aprendizaje fueron registrados por UED a través de un censo que abarcó todos los sectores de Montalbán. Atienden a 703 niños y jóvenes, cifra equivalente a 16% del padrón gubernamental.
Fenómeno de primaria
La investigación fue dirigida por Antonio Canova, abogado, especialista en derecho constitucional, docente de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) y director de UED, bajo la tutoría de Klaus Jaffe, químico, profesor emérito y coordinador del Centro de Estudios Estratégicos de la Universidad Simón Bolívar.
La agrupación académica encuestó a cerca del 80% de los educadores a cargo de las casas de tareas dirigidas listadas en el censo. Además entrevistó en profundidad a 20 de estos docentes y con diez de ellos conformó una comunidad de consulta permanente de datos.
De las encuestas se desprendió que 66% de la matrícula de las unidades no oficiales está compuesta por alumnos de primero a sexto grado y que si bien estas también reciben de media general, 73% tiene gruesa mayoría de primaria. Sobre la base de estos primeros resultados UED comenzó a denominarlas microescuelas espontáneas.
“Surgen sin planificación, son el producto de la libre autoorganización de personas que voluntariamente buscan y encuentran alternativas frente al derrumbe del sistema educativo gubernamental”, explicó Canova, al acotar que se trata de una tendencia mundial de rechazo a la enseñanza estandarizada y que en Venezuela se manifiesta con las características propias de la emergencia humanitaria.
A las microescuelas espontáneas de Montalbán asiste 22% de los inscritos en la primaria estatal.
En siete meses de aproximación empírica UED observó en el municipio lo que describe como un libre mercado educativo: padres y docentes acordando, al margen de regulaciones oficiales, las condiciones de contratación de servicios privados de enseñanza. Por ejemplo: la tarifa es en dólares.
Se identificaron dos patrones de pago: semanal y por hora, con predominio del primero, preferido por los centros de matrícula mayoritariamente primaria. En estos el precio promedio es de 3 dólares por semana. Se documentaron servicios desde un dólar.
Los datos aportados por los educadores de las microescuelas montalbaneras reflejaron que 90% de los niños y jóvenes que acuden a estos centros, pagos, de bajo costo, son alumnos de instituciones públicas gratuitas. “Conseguimos lo mismo que en Petare: familias pobres haciendo el enorme esfuerzo de pagar, adicional a lo que ya gastan para mantenerse en el sistema oficial, educación para sus hijos. Y lo volvemos a decir: la respuesta a por qué lo hacen luce tan obvia como la situación educativa del país”, expresó el director de UED.
Realidad prepandémica
Del total de educadores que prestan servicios educativos particulares, 85% tienen formación docente o de otra carrera. Un 8% completó estudios de cuarto nivel.
Más de la mitad de estos profesionales (63%), se dedicaban a la actividad pedagógica libre antes de marzo de 2020, fecha en la que se declaró el confinamiento por causa del covid-19. En el informe de resultados difundido a los medios se lee: “No es un fenómeno atribuible únicamente a la crisis sanitaria, aunque ciertamente esta parece haber empujado un crecimiento significativo”.
En este sentido se determinó que 93% de las microescuelas espontáneas que funcionaba antes de la pandemia aumentaron el número de niños.
El sistema alternativo de Montalbán se caracteriza, al igual que el petareño, por diferentes esquemas de días y horas de asistencia, con preponderancia de cuatro días a la semana, tanto de los maestros como de los alumnos. 85% de los estudiantes asisten entre una y dos horas diarias y el mayor número de docentes dedica tres horas o más.
Los investigadores pidieron a los educadores de las microescuelas de Montalbán que indicaran cuánto de su ejercicio independiente consistía en la reproducción de una clase de aula tradicional y cuánto en dedicación individualizada a cada estudiante. Esta segunda práctica obtuvo una ponderación de 68%.
El reporte señala: “Las microescuelas espontáneas se hallan bajo la conocida denominación de tareas dirigidas. Este nombre sugiere un servicio particular, pago, en el que un docente apoya al alumno en los deberes de la escolaridad formal. Hemos constatado que, en buena medida, sí se trata de que los padres contratan al educador para que ayude a su hijo con las actividades del sistema oficial. Evidenciamos, sin embargo, que a la par del deterioro del régimen formal, las tareas dirigidas han devenido en algo más que un mero reforzamiento. Allí se produce un proceso educativo completo. Los datos recabados en Petare, y ahora en Montalbán, nos proporcionan suficientes elementos para sugerir: es en estos espacios donde los niños realmente están aprendiendo”.
UED resaltó otro hallazgo relevante: 62% de los contenidos impartidos en las microescuelas montalbaneras se extraen de distintas fuentes pedagógicas libres, no del adoctrinador currículo bolivariano.
¿Rebusque docente?
El compromiso vocacional se mostró, con 35% de ponderación, como la motivación principal para el establecimiento de las microescuelas, seguido en proporciones parecidas por la necesidad económica (32%) y la demanda de los padres (29), algo que los investigadores ven como una clara alineación de incentivos positivos.
Poco más de la mitad(52%) de los docentes de los centros espontáneos trabajan también en el sistema educativo formal: 92% en instituciones públicas.
Cálculos hechos sobre la base de los montos informados por los educadores montalbaneros arrojaron un ingreso promedio de 126 dólares al mes. Esta cifra triplica el salario base, en bolívares, de un docente del máximo escalafón público, que a esta fecha equivale a unos 44 dólares mensuales.
Para 27% de los encuestados el servicio independiente representa su principal fuente de ingresos y 33% refirió que contrata a uno o más colegas.
De las 63 microescuelas de Montalbán 80% funcionan en las propias casas de los maestros, mientras que 16% están en espacios distintos especialmente acondicionados para la enseñanza.
UED destaca en su informe que todos los educadores de centros espontáneos dan facilidades económicas a los padres: en cada microescuela hay, en promedio, tres alumnos exonerados de pago; es decir, con becas completas.
Los investigadores también resaltan el contraste entre los niveles de satisfacción de los docentes de microescuelas y los de instituciones oficiales: 100% de los primeros expresó máxima conformidad en relación con la calidad y utilidad del aprendizaje de los niños; y apenas 13% de los segundos manifestó la misma valoración.
Ese resultado explica el siguiente: 90% de los maestros participantes del estudio están a favor de que las competencias de sus alumnos sean certificadas por un sistema independiente.
“Mientras el Estado detente el monopolio de las acreditaciones educativas, los padres que llevan a sus hijos a microescuelas espontáneas, están forzados a mantenerlos inscritos en instituciones oficiales donde saben que no aprenden, pero en las que deben matricularlos obligatoriamente para poder obtener las promociones legales de grados y niveles”, advierte UED.
Experimentos de sinergia
La agrupación académica listó lo que llamó conclusiones propulsoras, ideas con las que justifican su decisión de pasar del estudio a la acción. La principal: “Luce altamente improbable una mejora del sistema oficial venezolano. Las microescuelas espontáneas se manifiestan como factores de solución inmediata para mitigar el rezago escolar y, por qué no, ensayar un nuevo modelo basado en el derecho a la elección educativa”.
Desde la perspectiva de los derechos humanos, los investigadores afirman haber hallado en las 63 microescuelas espontáneas una clara manifestación de autoprotección que se han propuesto favorecer a través de una serie de experimentos de sinergia social educativa.
Los ensayos van de la mano de Jaffe, autor del libro Las raíces de la sinergia y su impacto en la sociedad, y se iniciaron en julio de 2022 con la activación de El bello árbol Montalbán, red precursora de un movimiento local en torno al orden espontáneo educativo.
El investigador de la USB explica la iniciativa en términos de “acciones catalizadoras”, entre las cuales subraya la creación de espacios y herramientas para el intercambio de información y cooperación entre los distintos actores educativos de Montalbán. “Apoyamos la autoorganización comunitaria ya existente para potenciar la capacidad de resolución de problemas y ayudar a que las microescuelas espontáneas aumenten su cobertura y eficiencia”, expone.
En esta primera fase de experimentos sinérgicos, UED identificó problemas y necesidades de las microescuelas espontáneas: 90% carece de internet y otro porcentaje grueso se declara aquejado por infraestructura precaria, falta de útiles, mobiliario, y dificultades para la actualización pedagógica, entre otras.
Canova considera válido que desde los órganos públicos, con apoyo de la mayoría de los especialistas en desarrollo, expertos educativos y defensores de derechos humanos, se insista en el modelo educativo centralizado y estandarizado. “Lo que cuestionamos es que estos actores sigan habilitados, los primeros legalmente, para prohibir, entorpecer o censurar la libertad de las familias, en especial de las más pobres, de beneficiarse con formas alternativas, de calidad y accesibles, para educar a sus hijos”.
El informe completo está disponible en www.uedlibertad.org
Nota de prensa
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