El precio de los activos bursátiles se anticipa al escenario recesivo provocado por la suba de tasas de la Reserva Federal. Se trata del tercer peor derrumbe bursátil desde la Segunda Guerra Mundial, sólo por detrás de la Gran Recesión de 2008 y la crisis de las Puntocom.
El presidente Joe Biden negó sistemáticamente la idea de una recesión en Estados Unidos, ya que pese a que la economía cayó por dos trimestres consecutivos (y entró formalmente en recesión), algunos indicadores de alta frecuencia como el consumo y las ventas minoristas de servicios aún eluden la tendencia recesiva.
Sin embargo, la suba de la tasa de política monetaria por parte de la Reserva Federal, las expectativas de desinflación para 2023 y la caída del precio de los activos financieros sugieren que los mercados están descontando un escenario recesivo o cuanto menos una situación de estancamiento.
El índice S&P 500 acumuló un derrumbe del 21,13% desde enero de 2022 y hasta la fecha. La situación fue aún peor para las empresas tecnológicas, que enfrentaron caídas de entre el 30% y hasta el 60%. Las acciones de la plataforma Meta se desplomaron un 66% desde enero, los títulos de Nvidia Corporation cayeron un 53%, Netflix cayó 52%, Amazon 51%, Google 40% y Apple retrocedió hasta un 29%.
En el mismo período, la tasa efectiva aplicada por la Reserva Federal aumentó drásticamente, partiendo de sólo el 0,08% en enero de 2022 a escalar hasta el 4,33% desde el 15 de diciembre.
El aumento de tasas observado fue el más rápido en la historia de la institución, y este movimiento se debe a la tardía respuesta contra la inflación. La FED prácticamente no actuó de manera correctiva ni para corregir su hoja de balance ni para subir la tasa de política monetaria durante todo el año 2021.
Asimismo, el desempeño bursátil del año 2022 fue preocupantemente similar al del año 2008, aunque el impacto de la caída bursátil sobre la actividad real a lo largo de este año se pareció más a otros episodios históricos, como por ejemplo la crisis de las puntocom en el año 2000.
Pero el año 2022 acumuló un nivel de inflación interanual cercano al 8%, por lo que la caída de la bolsa en términos reales fue mucho más trascendente de lo que muestran los datos meramente nominales. El S&P 500 real se desplomó hasta un 26% desde enero, y configura una de las peores caídas bursátiles en los últimos 40 años.
El derrumbe real del indicador fue el tercero más importante desde 1980, solo por detrás de la crisis de las Puntocom en el año 2000 y la Gran Recesión de 2008. Superó incluso a la caída observada entre enero y diciembre de 1981 (-17%), y el derrumbe acumulado entre junio de 1981 y julio de 1982 (23%).
Cada vez más analistas sugieren que el “aterrizaje suave” que pretendía generar la Reserva Federal para evitar una recesión no podrá ser factible en la práctica, y la desinflación de 2023 sólo será posible en conjunto con la desaceleración de la actividad económica real. En pocas palabras, el año que viene también será un año recesivo.
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