El nuevo impuesto a transacciones que involucren pagos con divisas en Venezuela, de entre 2,5 y 20%, genera incertidumbre a la gente y “riesgo operacional” a los comerciantes, además de enmascarar un aumento al Impuesto al Valor Agregado (IVA), según expertos.
El gravamen entró en vigor este lunes. El chavismo, que domina el Parlamento electo en 2020 bajo críticas y denuncias de fraude de la oposición, aprobó en febrero una reforma a la ley de impuestos a grandes transacciones financieras y estableció pechar a los pagos con divisas y criptomonedas con un porcentaje adicional al 16% del monto total del IVA que ya se aplicaba en Venezuela.
La bancada que apoya al presidente Nicolás Maduro defiende ese impuesto como una manera de que el Estado reciba dólares, euros y divisas de “los ricos y los grandes comerciantes” del país, han reiterado voceros del oficialismo.
Leonardo Buniak, economista y experto en el sector bancario venezolano, explica a la Voz de América que el cobro del impuesto se materializa sin que la mayoría de los comercios y empresas de servicio estén preparadas para él.
“Las máquinas fiscales para hacer la facturación, la contabilidad y todo lo administrativo (en las compañías) no están listas”, advierte. Según Buniak, el impuesto genera “un problema serio de riesgo operacional” que, al final de cuentas, se traducirá en “costosísimas multas” a los empresarios.
El gobierno venezolano desoyó los llamados de dirigentes del gremio privado, como el bancario y el comercio, para que se postergara la entrada en vigor del impuesto a pagos con divisas y criptomonedas en todo el país.
Esa decisión tributaria ha generado “mucho malestar en la población”, según Buniak. Cerca de 70% de las transacciones comerciales en Venezuela se realizan con divisas, tanto en efectivo como por transferencia, según firmas económicas.
“La gente evita pagar en moneda extranjera, profundizando el mercado negro en dólares y con un sector privado yendo hacia una suerte de informalidad”, apunta el especialista, que observa un aumento “disfrazado” del IVA.
“No es un impuesto para las transacciones financieras, exoneradas tanto en los depósitos como en los retiros de moneda extranjera en los bancos, sino es un impuesto al valor agregado en las transacciones. Es un IVA disfrazado”, dice.
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