La actividad mensual acumula dos meses de estancamiento, y se espera una caída del 0,4% para el primer trimestre del año. La Reserva Federal enfría la economía con el alza de las tasas de interés, pero aún no hay señales contundentes de estabilización.
El índice de actividad económica de la firma IHS Markit confirmó un ligero repunte del 0,3% en el mes de febrero, y una situación de estancamiento en los últimos 2 meses (se acumuló una caída del 0,05% desde noviembre).
El diagnóstico de la firma proyecta una caída del 0,4% en el PBI durante el primer trimestre de 2023, y sucesivas retracción del orden del 0,3% para febrero y marzo. Se trata de la segunda gran desaceleración desde noviembre de 2021.
La economía de Estados Unidos había entrado en recesión por la caída de dos trimestres consecutivos entre diciembre de 2021 y julio de 2022, y si bien logró sortear esa situación a partir de agosto, la actividad no logró converger hacia su nivel potencial como sí lo había hecho en el año 2019.
La brecha entre el PBI efectivo y su potencial de crecimiento llegó a reducirse a cero en febrero de 2020, el último mes de la gestión del expresidente Donald Trump antes de ser interrumpido por la pandemia, pero en la actualidad promedió el 1% durante los últimos 10 meses.
La inflación minorista correspondiente al mes de enero ascendió al 0,5%, la variación más elevada desde octubre de 2022, y la tasa de aumento interanual se estabilizó en el 6,4%. El lento ritmo de la disminución de la inflación contrasta con el alza sin precedentes en la tasa de política monetaria de la Reserva Federal.
La persistencia de la inflación es la principal razón detrás del deterioro en el ritmo de aumento de la actividad. Si la inflación efectiva (y las expectativas a futuro) demoran más de lo esperado en volver a estabilizarse, entonces la FED se verá obligada a mantener la dureza monetaria también por un período mayor al que estaba previsto desde un principio.
El Bank of America advierte que la FED subirá las tasas de interés de corto plazo tanto como sea necesario, sin importar llegar a un “punto de dolor” para la actividad, hasta tanto no se hayan concretado resultados significativos en la estabilidad de precios.
La tasa efectiva de los bonos federales escaló al 4,57% nominal anual a partir del 1° de febrero, y podría seguir subiendo hasta (al menos) el 5,5%. Se llegaría a la tasa más elevada de los últimos 23 años.
El sondeo de expectativas inflacionarias a 12 meses de la Universidad de Michigan sugiere una variación anual del 3,9%, mientras que las estimaciones de la Reserva Federal de Nueva York advierten por un 5% anual. Ambas mediciones se encuentran todavía muy por encima de la meta fijada por la FED en el 2%.
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