En una tendencia que se repite en todo el país, son muchos los padres que no quieren vacunar a sus hijos contra el COVID-19
La progresista California suele estar a la vanguardia en cuanto a medidas sociales. En esta ocasión, las autoridades del distrito escolar de Los Ángeles, el segundo más grande del país, habían anunciado que en el regreso a las aulas en 2022, los alumnos mayores de 12 años debían presentar prueba de vacunación para poder ser aceptados en clase. Se suponía, según dijeron en rueda de prensa al hacer el anuncio en el pasado mes de septiembre, que esto serviría de modelo para otros distritos escolares en el país. Y puede que sirva de modelo, pero de manera diferente a la que en un principio imaginaron.
Lo que ocurrió en los meses siguientes fue que hasta el gobernador Gavin Newsom, quien originalmente apoyaba la idea, se empezó a cuestionar si sería eficiente volver a clases virtuales con todos aquellos alumnos que no están vacunados. Sobre todo después de que se enteraron de que serían alrededor de 30 mil los estudiantes que no estaban inoculados contra el COVID-19.
Si bien no ha habido una declaración en contra del mandato de vacunas en las escuelas, Los Ángeles no volvió a insistir con el tema y no se requerirá ningún tipo de prueba de vacunación para volver a clases presenciales tras el receso de invierno que culmina la primera semana de enero.
El fenómeno se repite en otros estados del país. Las autoridades escolares de Portland, en Oregon, coquetearon con la idea de exigir vacunas contra el COVID para quienes quieran asistir a clases presenciales hace unos meses, sin concretar el pedido. Situaciones similares se dieron en ciudades como Nueva York y Chicago, donde finalmente decidieron esperar para tomar una decisión.
Parte de las dudas pasan no solo por el hecho de que muchos padres no están de acuerdo con vacunar a sus hijos, y por ende se cuentan de a miles los estudiantes que no podrían cumplir con el mandato, sino que además hay dudas acerca de la legalidad del mandato. La FDA (Administración Federal de Alimentos y Medicinas, según sus siglas en inglés) ha dado por el momento una aprobación de emergencia temporal a las vacunas para menores de edad. Por lo tanto es probable que un mandato sobre una vacuna que no ha sido aprobada por completo sea seriamente disputado en la Justicia.
En los estados más conservadores, como la mayor parte de los del sur, directamente ni se han planteado este debate. Los estados liderados por demócratas suelen ser los que más a favor de la obligatoriedad de vacunas están en el país.
Por el momento solo el Distrito de Columbia, es decir la ciudad de Washington, capital del país, ha aprobado la obligatoriedad de estar vacunados para volver a clases presenciales. Pero esta obligatoriedad es solo para aquellos que entran dentro de los grupos de edad que pueden recibir la vacuna que ya ha sido completamente aprobada por la FDA. Por ende, solo los mayores de 16 años (una enorme minoría en las escuelas), deben presentar prueba de vacunación.
La administración Biden ha apoyado la vacunación de menores de edad pero ha planteado como una prioridad mantener a los estudiantes en las aulas -estén o no vacunados-. Recientemente el gobierno federal ha divulgado un estudio en el que destacan el devastador efecto en la salud mental de los menores que tiene mantenerlos fuera de las escuelas.