La organizadora del evento solicitó al secretario de seguridad algunas medidas que irritaron a los vecinos de la capital del país
Con una ceremonia eclesiástica en la iglesia San Francisco, en el centro histórico de Quito, capital de Ecuador, Jasmine Tookes, una de las 20 modelos mejor pagadas del mundo, contrajo matrimonio con Juan David Borrero, ejecutivo de Snapchat e hijo del vicepresidente de Ecuador, Alfredo Borrero. A la boda asistieron 300 invitados entre personalidades VIP como algunos de los Ángeles de Victoria Secret, además de autoridades y empresarios locales e internacionales. Sin embargo, el glamour se opacó por los cuestionamientos a los pedidos que la organizadora del evento, Carolina Muzo, hizo al Municipio de Quito.
Jasmine y Juan David tienen una relación de más de cuatro años y se comprometieron en septiembre de 2020, en una cita romántica en el desierto de Utah, en Estados Unidos. Desde entonces decidieron casarse en el país andino.
La ceremonia se realizó el último sábado e inició cerca de las 17. En la Plaza de San Francisco, en donde se ubica la iglesia con el mismo nombre, se instalaron vallas metálicas para cercar el perímetro y evitar que los transeúntes ingresen. Sin embargo, miles de curiosos esperaron detrás de las vallas para ver a los nuevos esposos y sus amigos.
Entre los invitados figuraron supermodelos como Josephine SKriver, Lais Riveiro y Rachel Scott. La novia llevó un vestido de Zuhair Muhad, un diseñador libanés que ya ha diseñado para Tookes en otras ocasiones.
La tarde anterior a la boda, empezó a circular en redes sociales una carta enviada por Carolina Muzo, la wedding planner, al secretario de Seguridad del Distrito Metropolitano de Quito, César Díaz. La carta, que fue publicada por el medio digital La Historia, contenía una serie de requerimientos que indignaron a periodistas, actores de opinión e internautas.
Entre las peticiones de Muzo estaba que se limpie la plaza de San Francisco porque “el patio está lleno de basura, heces de palomas, y suciedad”. Además, pidió que se instale una valla de seguridad alrededor de la plaza de San Francisco porque “la novia invita a personalidades famosas”. El objetivo de este pedido sería velar por la integridad de los invitados VIP que se hospedaron en un lujoso hotel que está a menos de 20 metros de la iglesia donde se celebró el matrimonio.
También, la carta de Muzo solicitaba que se refuerce la seguridad con cuadrillas de policía metropolitana, que se coloque un perímetro con vallas para que las personas no dañen la decoración floral ubicada a las afueras de la iglesia “o peor aún se lleve algún pedestal portable”, entre otros. Sin embargo, el pedido que causó más indignación fue que se retire a los “indigentes de los pórticos y sitios aledaños”.
La indolencia con la que se pidió que se retiren a los mendigos fue catalogada por muchos como un intento de “esconder” al verdadero Quito. Otros criticaron que se pidan recursos públicos para un evento privado. No obstante, hubo personas que, si bien criticaron el tono y la forma del pedido, aseguraron que una boda de este nivel fomentará el turismo y dijeron que el Municipio debería mantener en mejor estado el casco colonial, además de crear planes para las personas en situación de calle.
El turismo de bodas en el Ecuador movía alrededor de USD 150 millones antes de la pandemia. Ahora ese monto se redujo y se calcula que se producen USD 50 millones en este sector. Cuando una pareja realiza su boda en Ecuador, en promedio paga USD 60.000 por el evento. Sin embargo, se cree que el matrimonio Borrero- Tookes invirtió al menos USD 180.000.
Ante las duras críticas, la Secretaría de Comunicación de la Presidencia emitió un comunicado donde se refirió a los pedidos y dijo que compartía “la indignación que ha suscitado en la opinión pública” y calificó a las peticiones de “inaceptables”. En cambio, el departamento de prensa de la Vicepresidencia se desmarcó de la polémica respondiendo a los periodistas que cualquier consulta se la haga a la organizadora del evento, quien envió a título personal la carta.
La organizadora Muzo en un comunicado aclaró que “el vicepresidente de la República del Ecuador, Alfredo Borrero Vega, no tiene que ver con la logística de ninguna de las actividades, ya que él consta como invitado al ser padre del novio”. También se informó que los dueños de los negocios cercanos a la iglesia donde se hizo la boda, que podrían sufrir pérdidas por el cierre de la plaza, recibieron una bonificación por su día de trabajo .
La recepción de la boda se realizó en una hacienda en Puembo, una parroquia rural de Quito, ubicada a pocos kilómetros de la ciudad.