Kerry Parry, de 43 años decidió someterse a Botox y rellenos de labios y mejillas hace unas semanas, en medio de una depresión.
El tratamiento, que recibió en una peluquería cerca de su casa, le generó una oclusión vascular, donde el relleno bloquea un vaso sanguíneo y corta la circulación.
La peluquera móvil ahora quiere advertir a los demás sobre los posibles peligros de los rellenos de labios, después de que los de ella se dispararan para «triplicar su tamaño».
«El inyector era una enfermera totalmente calificada, así que pensé que sabía lo que estaba haciendo y confiaba en ella. «Terminé con un vaso sanguíneo bloqueado y casi inmediatamente después de que me inyectaran hialuronidasa para disolver el relleno, toda mi cara estalló y mis labios triplicaron su tamaño», alertó la mujer.
Necesitaba más productos químicos para disolver el bloqueo unos días después y sufrió una reacción anafiláctica grave y potencialmente mortal a esta segunda dosis.
“Después de que me inyectó más hialuronidasa toda mi cara estalló y antes de que me diera cuenta, el gerente me puso un EpiPen en la pierna y llamó a una ambulancia. Los paramédicos me inyectaron antihistamínicos, me pusieron una máscara de oxígeno y dijeron que me iban a llevar a reanimación en el hospital», contó.
«Eso me hizo entrar en pánico de que iba a dejar de respirar. Estaba tan asustada que iba a morir y les decía a los paramédicos. ‘Tengo hijos, quiero verlos de nuevo’», señaló.
