Una personas puede tener síntomas de la enfermedad y dar negativo en un primer test y pocos días más tarde positivo. La mayor o menor carga viral podría confundir el resultado. Aquí las hipótesis sobre los motivos
Es habitual que las personas que se sienten con fiebre, congestión nasal, tos y dolores corporales, o alguno de estos síntomas, se realicen el test rápido de antígenos de COVID-19 y dé negativo. Pero, si los síntomas continúan, al practicarse una segunda prueba el resultado es positivo. Mientras tanto, en esos días, que pueden ser uno o dos entre el primero y segundo análisis casero la persona estará contagiando a quienes tiene a su alrededor, a no ser que haya tomado las precauciones estrictas de aislamiento para evitarlo.
Los motivos de este falso negativo tiene varias hipótesis por parte de los especialistas que, sea como fuere el resultado, instan a que, luego de los primeros síntomas, se tomen precauciones para evitar contagios antes de confirmar o descartar un diagnóstico.
Un reciente estudio realizado entre 700 estudiantes y atletas de la Universidad de Stanford, los sometió a pruebas rápidas al regresar al campus. A quienes les dio negativo y a un grupo de los que arrojaron resultados positivos, se les realizó análisis con pruebas PCR. Estos últimos testeos “son el criterio estándar para el diagnóstico de la infección por el SARS-CoV-2, pero están limitadas por los largos plazos de entrega y los complejos métodos de laboratorio”, comentaron los autores del experimento, que estuvo liderado por los investigadores Jessica Tsao, Andrea Kussman, Calvin Hwang y Cristina Costales, que publicaron un artículo en la revista especializada JAMA Network Open.
En cambio, las pruebas rápidas de detección de antígenos pueden realizarse e interpretarse en cuestión de minutos sin necesidad de equipos especiales. El criterio del estudio fue que, con el aumento de cada nueva variante, la precisión de las pruebas rápidas debía ser reevaluada. Por eso, los investigadores se concentraron en analizar el rendimiento de un tipo de tests de antígenos en la detección del coronavirus en el contexto de la circulación de Ómicron como predominante. Los investigadores señalaron que un aspecto crítico de la gestión del COVID-19 ha sido aislar o poner en cuarentena a los individuos para evitar la propagación del virus.
Los resultados mostraron que las pruebas rápidas detectaron el 63% de los casos positivos. Esto significa que produjeron bastantes falsos negativos. La precisión variaba significativamente en función de si los atletas infectados presentaban síntomas. Las pruebas detectaron el 78% de los casos sintomáticos, pero el 39% entre los atletas asintomáticos.
Sin embargo, los resultados falsos positivos no fueron un problema: las pruebas fueron precisas en casi el 100% de los casos en los que los atletas no tenían COVID-19. “Creo que la carga viral es el gran problema aquí”, dijo el doctor Calvin Hwang, autor principal del estudio y profesor clínico asistente en Stanford. La carga viral se refiere a la cantidad de virus en el cuerpo de una persona.
“Estos pacientes asintomáticos o presintomáticos, su carga viral puede no ser lo suficientemente alta como para ser vista en una prueba rápida, y por lo tanto se obtiene el problema de los falsos negativos”, explicó el científico. Pero Hwang y otros dos expertos en la enfermedad dijeron que las pruebas rápidas (también conocidas como pruebas de antígenos) son buenos indicadores de cuándo una persona puede ser contagiosa.
Un factor que explica la falta de reacción en una proporción tan alta de los test es la variante Ómicron con sus subvariantes, que trajo una variación en el período de incubación del COVID-19, es decir, el período desde el ingreso del virus al organismo hasta que comienzan a sentirse los síntomas.
“Sólo las personas que desprenden la mayor cantidad de virus van a dar un resultado positivo con una prueba rápida, pero esas son las personas que uno quiere identificar especialmente porque son las más contagiosas”, dijo el doctor Sheldon Campbell, profesor asociado de medicina de laboratorio en la Facultad de Medicina de Yale, que no participó en la investigación.
El doctor Michael Mina, director científico de la empresa de pruebas caseras eMed, dijo que las personas que son negativas en una prueba rápida podrían seguir siendo ligeramente contagiosas, pero “no van a ser súper propagadoras”. Puso como ejemplo: “No van a ir a un vestuario e infectar a 15 de sus compañeros de equipo”.
Y si bien el período infeccioso (es decir, cuando una persona infectada puede contagiar a otras) puede comenzar uno o dos días antes de que aparezcan los síntomas, es probable que las personas sean más contagiosas durante el período sintomático. En pacientes asintomáticos, se calculan las 48 horas anteriores al hisopado positivo. Asimismo, se estima que el período infeccioso dura de ocho a diez días en los casos moderados y un promedio de hasta dos semanas en los casos graves. Sin embargo, la infectividad generalmente cede siete días después del inicio de los síntomas.
Con la variante Ómicron el período de contagio se aceleró. La agencia de seguridad sanitaria del Reino Unido informó que para la variante Alpha el período de incubación era de entre 5 a 7 días, pero con la llegada de Delta esto se aceleró a 4 días y con Ómicron, mucho más contagiosa, entre la invasión del virus y los síntomas se estima que hay una ventana de solo 3 días.
El inmunólogo y epidemiólogo Michael Mina, quien se desempeñó en la Universidad de Harvard y es actualmente el director científico de una compañía de pruebas, dijo en un hilo de Twitter que la vacunación “ha cambiado fundamentalmente la relación entre el COVID y la carga viral”. Antes, los síntomas de COVID-19 comenzaban a aparecer cuando las cantidades del virus en el cuerpo estaban alcanzando su pico. “¿Por qué la gente está reportando síntomas pero arrojando resultados negativos?”, preguntó el experto: “Los síntomas que experimentamos son usualmente el resultado de la respuesta inmune. Las vacunas pueden hacer que nuestro cuerpo detecte el virus más rápidamente, antes de que el número de copias llegue a su punto máximo. Ese es literalmente el propósito de la vacunación”, escribió.
Más adelante en su explicación, Mina señaló que la respuesta inmune rápida ayuda a suprimir el virus por un tiempo, hasta que el patógeno se elimine del cuerpo o que eventualmente gane la batalla y comience a replicarse con mayor ferocidad. “Entendiendo esto, una prueba creada para detectar una cierta cantidad de virus dará resultados negativos en los primeros días, antes de que incremente la carga viral”, aseguró el científico.
La conclusión de esta explicación sería que el corto período de incubación de Ómicron y la aparición más rápida de los síntomas implicaría que la carga viral (la cantidad de virus en el organismo) durante los primeros días de la infección no es suficiente como para ser detectada por las pruebas de antígenos, es decir los test rápidos. De todas formas, esto es aún una hipótesis.
“Con esto, hay un riesgo de que las pruebas de antígenos fallen a la hora de detectar estos casos, ya que no hay partículas suficientes como para obtener un resultado positivo”, coincidió el virólogo Anderson F. Brito, investigador científico del Instituto Todos por la Salud de Brasil. “Así que tenemos que ser cuidadosos a la hora de interpretar estos resultados iniciales, de tal manera que no generemos un falso sentido de seguridad”, manifestó.
Cuando la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) autorizó los tests rápidos fabricados por la empresa Abbott en diciembre de 2020, la compañía dijo que la prueba recogió el 92% de los positivos y el 100% de los negativos siete días o menos después de que comenzaran los síntomas. Pero un estudio realizado en mayo en San Francisco descubrió que el test detectó el 65% de los casos positivos durante la oleada por la subvariante Ómicron BA.1. Sin embargo, la prueba detectó casi todos los casos entre las personas con las cargas virales más altas.
Los científicos y los fabricantes recomiendan leer con precisión las instrucciones de uso de los test, ya que se pueden producir errores por el mal manejo. Respecto de la posibilidad de que den negativo porque fueron fabricadas cuando aún Ómicron no se había expandido por el mundo es una hipótesis muy débil, ya que estas pruebas se fabricaron para detectar la proteína N del coronavirus y las mutaciones de la última de las variantes son especialmente en la S. Por eso los test continúan siendo bastante eficaces.
En conclusión el mensaje es cumplir con el aislamiento cuando se tienen los síntomas del COVID-19 y luego de unos días, si continúan, repetir la prueba o acceder a un test de PCR. Tanto si es positivo como si se es negativo, en ese período ventana, el cuidado mayor se lo debe tener con las personas inmunocomprometidas. El resguardo de aislamiento debe ir de 5 a 7 días para asegurarse que ya no se puede contagiar a otras personas.
Por otra parte, tener el esquema de vacunación al día permite, no solo disminuir la posibilidad de contraerlo, sino también de evitar cuadros graves y, bajar la posibilidad de contagiar a otras personas.
Un estudio científico realizado en Países Bajos se propuso evaluar en el mundo real cuánto bajaba el contagio del coronavirus que causa la enfermedad COVID-19 cuando las personas acceden efectivamente a las dosis para completar el esquema. Encontraron que la vacunación completa no solo da protección a la persona que la recibe sino que también ayuda a prevenir la transmisión entre sus convivientes. El estudio fue liderado por científicos del Centro para el Control de la Enfermedad Infecciosa, que depende del Instituto Nacional de la Salud Pública y el Ambiente, de Holanda. Antes de llevarlo a cabo, los investigadores consideraron que una cuestión importante a la hora de hacer pronósticos de la pandemia en un futuro próximo y por la necesidad de contar con diferentes medidas de control había que saber hasta qué punto las vacunas reducían la probabilidad de transmisión de los vacunados infectados.