Por Michael Holden, Ben Makori y James Davey
LONDRES, 28 sep (Reuters) – El ministro de Transportes británico rogó el martes a los conductores que dejen de llenar botellas de agua con combustible en las gasolineras, después de que las compras de pánico dejaron vacíos los surtidores en las principales ciudades y llevaron al Gobierno a poner al Ejército en estado de alerta.
Los conductores británicos buscaban durante horas o esperaban en colas para llenar sus depósitos. Decenas de estaciones de servicio estaban cerradas con carteles que decían que no había gasolina o diésel, dijeron reporteros de Reuters.
La escasez de conductores de camiones tras el Brexit, agravada por la interrupción de las pruebas para licencias de camiones durante los confinamientos por la pandemia y la salida de personas del sector del transporte, ha sembrado el caos en las cadenas de suministro, provocando temor a la escasez y el aumento de los precios en el período previo a la Navidad.
El Reino Unido puso un número limitado de conductores de camiones cisterna militares en estado de alerta para ser desplegados para entregar combustible en caso de necesidad.
El secretario de Transporte, Grant Shapps, y algunos operadores de gasolineras informaron de que la situación parecía estar aliviándose, ya que las reservas de algunas gasolineras se habían repuesto.
«Estamos empezando a ver señales muy tímidas de estabilización que todavía no se reflejan en las colas», dijo Shapps a periodistas.
«Cuanto antes volvamos todos a nuestros hábitos de compra normales, más rápido se resolverá esto, y hago un llamamiento al público para que lo haga. En particular, no más botellas de agua en las gasolineras: es peligroso y no ayuda».
Grupos del sector dijeron que lo peor de la escasez parecía estar en Londres y otras ciudades, donde muchas gasolineras permanecían cerradas. En algunas gasolineras se produjeron peleas entre conductores que se disputaban el combustible, y en las redes sociales se pudo ver a algunas personas llenando botellas de agua viejas con combustible.
Un aire de caos se ha apoderado de la quinta economía mundial en las últimas semanas, ya que la escasez de camioneros tensó las cadenas de suministro y un repunte de los precios del gas natural al por mayor en Europa llevó a empresas energéticas a la quiebra.
Comerciantes, camioneros y empresas de logística han advertido de que los precios de todo, desde la energía hasta los regalos de Navidad, tendrán que subir.
«No puedo creerlo, es una locura», dijo David Scade, un conductor de reparto de 33 años que estuvo horas buscando combustible en Londres. «Siguen diciendo que no hay escasez, pero supongo que ahora todo el mundo entra en pánico».
(Reporte adicional de Joice Alves y Rene Wagner en Berlín; Editado en español por Javier López de Lérida)