En este tercer mandato del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, Brasil enfrenta una crisis económica sin precedentes. La moneda ha sufrido una devaluación histórica, el gasto público ha aumentado desmesuradamente y la impresión de dinero se ha disparado. Las empresas públicas ya presentan déficit, y los impuestos continúan subiendo. Vivir en Brasil hoy en día es prepararse para emigrar, especialmente si Lula es reelecto para un cuarto mandato, pues el país parece encaminarse al desastre.
La influencia que antes tenía con el Foro de São Paulo ya no es la misma: hoy, Venezuela está bajo una tiranía cada vez más radical, Nicaragua persigue a monjas y religiosos, Cuba se empobrece y se vuelve más totalitaria, y Bolivia enfrenta profundos conflictos internos sin solución a la vista. Además, Lula ha mantenido posturas que lo alinean con regímenes autoritarios como el de Irán, la China comunista, Rusia y la causa palestina, lo que aleja aún más su imagen de la de un líder democrático.
Lula y sus aliados no tienen nada positivo que mostrar al mundo. Sus promesas se han demostrado empíricamente inviables y lo único que ha quedado claro es que, bajo la influencia del Foro de São Paulo, los ciudadanos de América Latina se han vuelto más pobres, más oprimidos y menos felices.
Por otro lado, el gobierno de Javier Milei en Argentina ha sorprendido al mundo en su primer año. Heredó un país al borde de la quiebra, pero en poco tiempo logró que el peso argentino se convirtiera en la moneda que más se fortaleció a nivel mundial. El mandatario libertario ha propuesto una alianza entre Estados Unidos, Italia e Israel para liderar una batalla cultural y económica en favor de la libertad y la prosperidad, con el objetivo de revertir los efectos del Foro de São Paulo y defender los valores occidentales.
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha elogiado a Milei, al igual que Elon Musk. La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, también ha mostrado su simpatía hacia el jefe de Estado argentino, tal como lo ha hecho también su par de El Salvador, Nayib Bukele, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y el presidente de Panamá, José Raúl Mulino. En Venezuela, María Corina Machado ha cultivado una estrecha relación con Milei desde antes de su elección, lo que ha fortalecido el apoyo incondicional de Argentina a la lucha del pueblo venezolano.
Con la presidencia de Milei, el Mercosur entra en una fase de revisión, impulsada por su visión que promueve la libertad económica. El éxito de la economía argentina bajo su liderazgo se perfila como un modelo para los países de la región. Además, el economista libertario llega en un momento clave, cuando se avanzan los acuerdos entre el Mercosur y la Unión Europea. Esto podría significar un renovado debate político, económico y cultural que fortalezca los lazos entre América y Europa, frente a la amenaza de la agenda imperialista de Rusia y China en la región, cuyo objetivo es desestabilizar a los Estados Unidos y que es apoyada por Lula.
En este contexto, el legado de Lula cae en el olvido. Aquella propaganda que afirmaba que sacó de la pobreza a millones de brasileños en su primer mandato ha quedado obsoleta, ya que en su tercer gobierno la crisis ha mermado y perjudicado los ingresos de la ciudadanía. Hoy, Javier Milei se presenta como el nuevo modelo de liderazgo y buen gobierno en la región. Luchar con ideas claras, honestidad intelectual y un programa de gobierno enfocado en resultados es el signo de este tiempo en América, un tiempo en el que se debe superar los vicios cultivados durante años por el Foro de São Paulo.