El informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha revelado que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, estaba al tanto del encuentro entre el entonces ministro del Interior, José Luis Ábalos, y la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, en el aeropuerto de Barajas de Madrid. Según el informe, Sánchez fue informado a través de mensajes por teléfono móvil con Ábalos.
Sin embargo, tanto el presidente del Gobierno como la ministra portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, han negado que se produjera una reunión entre Ábalos y Rodríguez, calificando el viaje de la vicepresidenta venezolana como un «no-viaje». Alegría ha justificado que la parada en Madrid fue solo para el descanso del personal del avión y que no se produjo ninguna reunión con la vicepresidenta de Venezuela.
Pero las versiones continúan siendo contradictorias, y lo que el informe de la Guardia Civil deja claro es que Sánchez era conocedor del encuentro, ya que respondió al mensaje de Ábalos con un «bien». Sin embargo, desde su viaje a Roma, el presidente ha insistido en la versión de que el gobierno finalmente retiró la autorización para ese viaje.
En una declaración posterior, Sánchez ha defendido su Ejecutivo como un «Gobierno limpio que no tiene nada que ver con esas prácticas faltas de ejemplaridad y rayanas en la corrupción» y ha vuelto a advertir que no va a haber «impunidad, a diferencia de lo que ha ocurrido en épocas pasadas». Insiste en que ha de darse una determinación de que «quien la hace la paga».
El caso Delcygate sigue generando polémica y cuestionamientos sobre la transparencia y la honestidad del gobierno español. ¿Qué realmente sucedió en ese encuentro secreto? ¿Por qué Sánchez y su gobierno han negado la reunión? Las preguntas siguen sin respuesta, pero lo que es claro es que la confianza en las instituciones públicas y en el Gobierno de España está en juego.
