El expresidente se comprometió a llevar adelante un nuevo salto en las negociaciones con China y otros países que utilizan la devaluación sistemática de sus monedas como un método de competencia desleal.
Tras haber lanzado oficialmente su candidatura para la presidencia de los Estados Unidos de cara a 2024, el expresidente Donald Trump explicó los lineamientos básicos de la política comercial que llevará a cabo en caso de ser electo nuevamente.
El objetivo básico de las medidas es principalmente disuasorio. Se busca terminar definitivamente con las “devaluaciones competitivas” que utilizan diversos países para colocar exportaciones desconociendo las reglas de juego convencionales para el comercio internacional. China es un gran exponente de este tipo de prácticas, introduciendo numerosos tipos de controles cambiarios, elevados aranceles y subsidios directos a productos sustitutos de importaciones (que funcionan como aranceles encubiertos).
Cabe señalar que la guerra comercial con China llevada a cabo entre 2017 y 2019, culminó con un acuerdo de libre comercio entre ambos países en el año 2020. Pero la ratificación de este acuerdo se encuentra prácticamente estancada, así como su cumplimiento efectivo.
Las medidas que propone Donald Trump
El expresidente afirmó que impondrá nuevos aumentos arancelarios para la mayoría de los productos extranjeros, para aquellos países que utilicen a su moneda como un instrumento de devaluación competitiva.
Se llevarán a cabo negociaciones bilaterales para reducir y/o eliminar las disposiciones arancelarias, hasta tanto se hayan acordado reglas de juego estables para garantizar el comercio internacional en condiciones ecuánimes.
Pero el tratamiento tarifario para China será diferencial, ya que este último país ejerce una gran presión en contra del comercio internacional con reglas de juego estables. Trump prometió revocar la cláusula de “nación más favorecida” (MFN por sus siglas en inglés) para las importaciones chinas.
La cláusula MFN establece que cualquier beneficio o mejor tratamiento arancelario que ya se concede para un país, debe extenderse automáticamente a cualquier otro competidor siempre y cuando sea miembro de la OMC. Es decir, si por ejemplo Estados Unidos aplica un arancel del 5% para las exportaciones de acero canadiense, entonces el acero chino tendrá un tope superior del 5% como miembro de la OMC.
La política comercial de Trump pretende eliminar este beneficio para China, lo cual en la práctica supondrá un incremento casi automático de los aranceles para la mayoría de las importaciones provenientes de ese país. Se trata de una herramienta de negociación que afectará al grueso del saldo comercial.
La posición de Trump es clara: O China adopta reglas de libre mercado y liberaliza el mercado cambiario para que la moneda se deprecie o se fortalezca sin intervención discrecional, o bien se adoptaran medidas arancelarias disuasivas para negociar un acuerdo que cumpla con tales características.
Incentivos tributarios para la competitividad
El expresidente Trump prometió una nueva reforma impositiva para rebajar la carga a las empresas, y generar un mayor grado de competitividad a nivel mundial. La reforma de 2017 rebajó el tipo impositivo para sociedades al 21% (además de unificar las alícuotas en una sola), y permitió que Estados Unidos convergiera a un tratamiento fiscal similar al promedio de la OCDE.
Para 2024, Trump propone continuar y profundizar aún más la reforma de 2017. La tasa del impuesto a las ganancias corporativas pretendía llevarse a un mínimo del 15% en aquel año, y se promete retomar esta iniciativa.
También anunció penalizaciones importantes hacia las empresas chinas con operaciones en Estados Unidos. Trump promete la prohibición total de cualquier tipo de contrato entre el Gobierno federal y empresas sub-contratación de proveedores chinos o del propio Estado chino (la mayor parte empresas estatales).
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